Sebasthian se levantó de su cama se vistió rápidamente y se fue a su propia habitación, pero al otro día la secuestró y no fue un rapto común, fue delante de todo el mundo, llegó al gimnasio muy temprano, pidió hablar con todos los entrenadores, los reunió brevemente a la mayoría de ellos, menos a los que estaban dando clases de salón, los felicitó por el rendimiento del gimnasio e informó que necesitaba que Brenda diera un vistazo al gimnasio del nuevo hotel en New York, que se iría con él ese mismo día y regresaría en una semana, Brenda quedó con la boca abierta, pero que podía decir, Sebasthian era su jefe.
Ya en el avión Brenda estaba con su habitual seriedad sentada junto a Sebasthian.
—En serio te necesito en el gimnasio de New York —murmuró Sebasthian.
—Lo mantendremos profesional entonces.
—Si así lo quieres.
—Está bien Sebasthian, lo mantendremos profesional.
&n