Vernon...
— ¿Qué m****a haces aquí? — le pregunte a la mujer frente a mí, esa que tenía el mismo semblante que el de mi pequeña.
— ¿Así recibes a tu mujer? ¿A la madre de tu hija? — bufo contoneando sus caderas, Margareth Russo es una mujer hermosa pero no se compara con la ingenuidad de mi Vanessa.
— Ni eres mi mujer ni la madre de mi hija, que eso te quede bien claro — Ana estaba apenada al igual que Vincent quien llego corriendo después de que esta mujer ya había entrado al edificio.
— Señor, disculpe no la pude detener… — dijo Vincent preocupado, solo asentí y le pedí que me esperara.
— No puedes negarme la sangre de mi hija Vernon, soy su madre.
— ¡Tu no eres su madre! Lo dejas bien claro cuando la abandonaste y te fuiste con ese hombre… — pestañeo a la par que sus ojos se cristalizaban.
— ¡Me amenazo Vernon! ¡ Ese hombre atento contra la vida de nuestra vida, yo nunca quise dejarlos! — comenzó a llorar mien