Patricia soltó una risita: —Todavía dices que no sientes nada por él, pero ya estás pensando en su futuro.
—Patricia...... —la cara de Fabiola se puso roja.
Patricia habló seriamente: —Está bien, está bien, por tu bien, no lo perseguiré más, ay, he perdido a un guapo, ¡tienes que compensarme con otro!
Fabiola finalmente respiró aliviada: —No hay problema, te encontraré cualquiera que quieras.
Las dos se rieron y regresaron al privado.
Cuando Fabiola entró, la mirada de Benedicto se posó en ella.
Viendo esto, Alejandro se levantó: —Todavía es temprano, ¿por qué no vamos a ver una película?
—No —Patricia ya no planeaba involucrarse con Alejandro, su actitud se volvió un poco más distante. —Yo y Fabiolita vamos a ir de compras, gracias por esta comida.
Una sombra de sorpresa cruzó los ojos de Alejandro: —Entonces los acompañaremos, y de paso podemos ayudarles a cargar cosas.
Después de decir eso, se arrepintió de inmediato.
Porque Benedicto nunca haría algo como cargar bolsas.
Sin embargo