48. Tienes un amigo
Penelope
Camino sin rumbo por la manada, mi mente un torbellino de emociones contradictorias. La rabia y la tristeza luchan en mi interior, y mis pasos me llevan inconscientemente al lugar donde Nick y yo estuvimos hace unos días, donde todo parecía estar en calma.
Al llegar, el recuerdo de nuestra conversación, de la paz que sentí en sus brazos, se estrella contra la realidad de lo que acaba de suceder. No puedo contener más mis emociones y me dejo caer en la hierba, abrazando mi vientre mientras las lágrimas corren por mis mejillas.
Me siento tan perdida. ¿Cómo he llegado a esto? A un lugar donde la persona que amo duda de mí tan fácilmente. Me abrazo el vientre con fuerza, la realidad del bebé que llevo dentro pesando sobre mí como una carga invisible. No se lo he dicho a Nick, y ahora me pregunto si debería hacerlo. ¿Cómo puedo confiar en él con esta noticia cuando ha mostrado tan poca fe en mí hoy?
Los sollozos sacuden mi cuerpo mientras me debato internamente. ¿Debo contárselo ah