Miro a mi madre, está tan deprimida como yo. Las dos estamos muy muy arrepentidas, yo por dejarle a cargo a las niñas y ella por descuidarse.
Yo sé que esto le puede pasar a cualquier madre aún y cuando sea muy cuidadosa, son cosas que uno no maneja, lo único que podemos hacer es rezarle al cielo para que Janne esté sana y salva, me duele pensar que mi niña puede estar en malas condiciones y me mata pensar la causa del secuestro, hoy en día un secuestro es más que dinero. A veces ya ni siquiera piden dinero, jamás vuelves a ver a tu familiar, amigo o conocido.
Es doloroso pensar que mi niña no va a regresar a mis brazos, pero aún tengo la esperanza viva, yo sé que mi niña va a regresar.
—Jania está dormida—Susurra Barry, le sonrío y le doy una mordida a mi sándwich.
—Estas muy delgada hija—si, claro, no he comido en días.
—Ya sabes que pasa cuando me estresa algo—le doy un beso, mi mamá tiene que guardar reposo, el impacto