Jin Fengchen echó un buen vistazo y se sorprendió por el indescriptible revoltijo de colores, pero no lo mostró en su rostro.
Para no arruinar el entusiasmo de la niña, sonrió y alabó: "Tiantian, eres realmente sorprendente. Si trabajas duro, podrías convertirte en una artista increíble".
Tiantian saltó de alegría ante los elogios de Jin Fengchen.
A ella le gustaba que su papi la elogiara.
Por la noche, Jiang Sese hizo una videollamada y Tiantian se mostró orgullosa: "Mami, hoy papi dijo que pinto muy bien y que puedo ser una artista en el futuro".
Al ver la sonrisa dulce de su hija, Jiang Sese preguntó con seriedad: "¿De verdad? Muéstrale a mami".
Tiantian presentó entonces su obra maestra a Jiang Sese.
Jiang Sese no pudo evitar frotarse las sienes y los ojos. No podía ver nada bonito en ese cuadro.
Jin Fengchen estaba sentado junto a Tiantian, pero en la pantalla solo aparecía su suave mandíbula.
Jiang Sese estaba en un dilema. Por muy guapo que fuera él, mentir no era bueno