—Mi coño tiene dueño, y ese es Damián —le piso el pie con fuerza, doy un cabezazo hacia atrás, el espacio es corto y me da la facilidad para hacerle una jodida llave, me lanzo hacia su cuerpo y colocando un pie sobre su espalda, le susurro al oído cuando lo tengo en el suelo—. Te tengo una noticia, él es mi hombre, y solo él puede entrar en mi.
—Hija de perra… —brama intentando soltarse pero antes de que lo haga, soy veloz y tomo mi paralizador.
—Dulces sueños, Duncan Ronan —lo coloco en su cuello y lanzo las descargas eléctricas que lo dejan inconsciente al instante.
Duncan queda a mi merced y a los pocos segundos se escucha un revuelo por fuera, la puerta se abre de u