El sol brillaba con fuerza sobre el pequeño pueblo de Cedar Creek, Texas, la feria anual estaba en pleno apogeo, y el rancho de los Treviño se preparaba para un día lleno de diversión. Tony se ajustó el sombrero mientras esperaba a que su familia terminara de arreglarse.
— ¡Apúrense, que se nos va a hacer tarde! — gritó Tony desde el porche — Esta feria está más esperada que la lluvia en temporada de sequía.
Guadalupe salió de la casa, llevando a Lupita de la mano, los pasos de la pequeña aún eran inseguros, tambaleantes, insistiendo en caminar por su cuenta.
— Ya vamos, m'hijo — respondió Guadalupe — No nos apures, que la prisa es pa' los ladrones.
María y Pancho aparecieron poco después, tomados de la mano. Tony aún se estaba acostumbrando a verlos juntos, pero no podía negar que se veían felices.
— Bueno, familia — dijo Tony, abriendo la puerta de la camioneta — Vámonos, que la diversión nos espera.
El viaje al pueblo fue corto, lleno de risas y canciones. Lupita balbuceaba alegrem