CAPÍTULO 15. FRÍA HABITACIÓN. | (+18)

Al caer la noche, ella se encuentra en el baño para tomar una ducha caliente, le hace bien ya que el otoño está avanzado, el agua cae por su cuerpo y solo escucho el sonido de la llave y siente el calor relajante del agua, ella lava su cuerpo, la parte de su pecho y su cintura, cae el jabón y el agua sobre ella de forma ligera y suave, solo pienso en lo relajante que es, deja caer el agua un momento más sobre su rostro de forma relajante.

Ella se siente muy relajada que su mente sale de órbita, se imagina en un lugar tranquilo y relajante, con delicadeza y sin abrir aún los ojos cierra el grifo de la llave, sale y seca su cuerpo esbelto y desnudo con la toalla blanca de su profesor, están muy blancas y limpias, se viste con una ropa interior de encaje negro con tirantes muy erótico, es otro de sus momentos lujuriosos con su amante, pero esta vez será diferente, quiere probar algo nuevo. Al salir del baño, encuentra a su amante sentado en la cama con sus pantalones negros pero sin camisa, dejando al descubierto su fuerte torso, su barba algo poblada con estilo de cañones abundantes y su cabello grueso algo despeinado, Bell se acerca lentamente coloca su pierna derecha a su costado izquierdo de él y lo besa con pasión, Bell se siente diferente, le encanta el sexo, le gusta su amante, le gusta el placer, no tiene temor de convertirse en una ninfómana para su hombre, total, es un gran secreto, el profesor M con sus fuertes manos y brazos comienza a abrazarla y acaricia su espalda y su cuello mientras la besa con pasión.

Bell se abalanza con fuerza, haciendo que ambos caigan en la cama, el profesor con su poderosa manos, la acaricia y toma su trasero y le propina una nalgada, Bell suelta un chillido de placer y besa el cuello de su hombre, esta vez su profesor quiere más, jugar a algo más en este frio y oscuro otoño, la habitación esta fría pero el ambiente caliente, el beso se prolonga por mucho rato, Bell besa el cuello de su amante y beso su pecho y lo muerde con suavidad, se siente todo una mujer, liberando su sexualidad, ya lo ha probado, y quiere ir a por más, su amante gime de forma de gruñido y Bell nota su abultamiento en sus pantalones, Bell se pone hinchada y se moja en su sexo, ambos se acomodan en la cama y Bell con furia desabrocha sus pantalones para darle la mejor felación de su vida, su hombre lo disfruta y Bell siente cada centímetro de su viril miembro en su boca como palpita, con su delicada mano acaricia el cuerpo y sus piernas, Bell esta vez se mueve muy sensualmente mientras le hace un estupendo oral, Bell se suelta con la boca llena de pre seminal y mucha de su saliva, lo acaricia para lubricarlo.

Ella le retira el pantalón a su amante y el procede a quitarle el bra con fuerza, las cosas van con algo de furia, más deseo y lujuria que amor entre ello, ella solo quiere sexo, y lo muchísimo, están debajo su profesor, este la toma de cabello con cierta fuerza para besar sus pecho y su cuello, besa sus pecho pequeños y sensible, Bell gime de placer, lo que hace que su profesor la coloca abajo para poder devorar su cuerpo, Bell gime con mucho placer y su sexo se pone cada vez más y más húmedo, su hombre le retira el resto su ropa interior y procede a probar su prohibido sexo húmedo, Bell suelta un gemido alto y se arquea de espalda, el placer para ella es inmenso, lo hace muy bien, sabe que eligió a un gran hombre y buen amante para ella, los jugos del amor de Bell sigue fluyendo poco a poco mientras se juntan con la saliva de él.

Bell no puede resistirlo más, lo desea a él, solo a él, desea conectarse con su amante, descubre en sí misma que es demasiado posesiva y celosa, quería volver a entregarse a su amante, se entra paso a paso a la lujuria, su profesor toma de la mesa cerca de la cama su preservativo, y se lo coloca, el rostro de Bell es diferente, su rostro denota deseo intenso por el placer, desea tener y vivirlo, día, tarde y noche, ahora su deseo del pecado es una realidad producto de la suerte y al fortuna.

(...)

Después de todo, Bell era una de esas chicas que; podía presumir ante todo el mundo, sea con quién quisiera sobre la supuesta gran hazaña que estaba haciendo. Si llegaba hacerlo y si el profesor llegaba a enterarse. Seguramente las consecuencias iban a ser no muy agradables. Tanto Bell como su profesor mantenían una reputación intachable y ambos sabían como mantener un secreto. Bell sólo debía de no confiarse demasiado y evitar soltar una imprudencia que llegase a ponerla en un tremenda e incómoda situación.

Accedió sin embargo a cualquier cosa que el profesor quisiese hacer. Pero, lejos de lo sexual; ella comenzaba a dejarse llevar por dicha tentación, dicho deseo de querer seguir jugando con aquel sentimiento que crece y está vez, de una más forma muy anormalmente "enfermiza" en su ser.

Esa noche cuando Bell pasaba por aquella situación donde estaba con su profesor, ni podía pensar correctamente nada. Sus pensamientos estaban alejados de su interior, lo que invadía éste era su deseo sexual y desenfrenado por querer recibir más y más cada vez.

No le costaba nada quedar saciada, y saciar también a su amante era una de sus cualidades. Sinceramente era lo que tanto esperaba. Y si, a su momento llegó lo que ansiaba. Quería inundar la habitación de su profesor completamente con sus peculiares olores, sus aromas de una chica joven y perfecta para los ojos de él. Aunque él, no lo viera aún del todo porque estaba notando aquellas señales que la chica le dejaba para conquistarlo, y si quería también llegar más lejos; continuar seduciéndolo cada vez que podía.

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