Julia la había llamado diciendo que se había comunicado al día siguiente del juicio con Trejo para proponer un acuerdo fuera de la corte y él respondió que lo comunicaría a Juan Carlos, pero él brillaba por su ausencia.
Dos horas después de haberse bañado y alimentado a los niños, sonó el timbre.
—Es él —exclamó Lucas emocionado.
—¿Quién? —preguntó Daniela desde la cocina.
—¡Juan! —contestó Lucas.
Daniela se secó las manos y exclamó.
—¡No abras la puerta, Lucas! No sabemos quién es.
Ella se dirigió a la puerta y observó por la mirilla.
Y allí estaba alguien parecido a Juan Carlos esperando. Daniela abrió, pero sin retirar la cadena.
—¿Qué quieres? —preguntó con brusquedad.
—Vengo a ver a Lucas y a Frida. —respondió impaciente.
—No tienes derecho a hacer eso, tu visita son los fines de semana. Sábado o domingo y hoy es viernes.
— ¡Exacto! Las personas dicen que el viernes es sábado chiquito.
—¡Qué chiste tan malo! ¡Ven mañana!
—¡Ya estoy aquí! Y solo quiero darle las graci