Capítulo 124: Una rata para las serpientes.

Una persona no sabe lo que significa la palabra terror hasta que no ve al mismísimo diablo delante de sus ojos.

Eso descubrió Amín Al Thani cuando despertó encontrándose con Derek Anderson.

—¡Hola princesa, ya empezaba a preocuparme! —bromeó Derek con una sonrisa que no llegó a sus ojos, pero su satisfacción era evidente.

Amín tenía una mordaza en la boca y sus ojos parecían a punto de saltar de sus órbitas.

—He traído a unas amigas que te guiarán al infierno. —contó Derek abriendo con Reich una caja llena de serpientes negras. —¿Te gustan los réptiles? A mí me fascinan. —confesó. —¿Sabe una cosa princesa? Hace unos años yo tenía una preciosa Mamba Negra como mascota y todos los días le daba de comer una rata viva. Hoy volveré a hacerlo, como en los viejos tiempos.

Amín comenzó a forcejear con sus ataduras desesperado. Tenía la muerte enfrente y sin posibilidad de escapatoria. Bueno, lo cierto es que había una esperanza…

El hijo pequeño de Hudad Al Thani vio a su hermano mayor se
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