Capítulo 5 ¿Solo Amigos?

-Demasiado paciente-. Pensó Kiki para sus adentros.

En aquel momento que ella navegaba en miles de conjeturas, Fred se despedía de todos los empleados mientras les obsequiaba una caja de donas con café para cada uno de los presentes.

-Pobre señor Fred, ella es maquiavélica que lo terminará arruinando por completo, debería buscar mejor compañía-.

-Dicen que el amor es ciego señora Pelton, por eso prefiero tener los ojos bien abiertos-. Kiki señaló con humor sus hermosos ojos.

-Mi experiencia del amor es maravillosa, abandona esas ideas…un día llegará el príncipe de tus sueños-.

-Si es igual que el señor Fred…prefiero un gato-.

Las dos mujeres reían en baja voz.

La señora Pelton tomó las prendas e ingresaba al taller con premura, Marga revisaba en aquel momento minuciosamente los detalles en las costuras, todos corrían de un lado a otro, dando los últimos toques para el gran evento donde Marga luciría perfecta y hermosa, ellas trabajarían como hormigas esclavas a contra reloj. Marga les daría media hora para comer a prisa, siempre que estos eventos se llevaban a cabo era lo mismo, todos miraban el reloj con ansiedad rogando que el tiempo volara para ir a sus casas a descansar.

Marga sonreiría dándose todos los créditos, ellos le mirarían entre cortinas con desaprobación, luego de unos minutos desfilarían para entregarle flores y aplaudirla como leales lacayos, mientras ella daría su mejor actuación, una mujer de lucha y constancia, jamás reconociendo que detrás de ella un equipo era quien realizaba el trabajo sucio… Eso sí, con una amplia sonrisa conquistaría a los presentes en el evento, para luego ver su rostro en las portadas del siguiente día. Un papel representa excelente y elegantemente perfecto. Al bajar del escenario, ella les gritaría con verdadera furia culpándoles de algún pequeño detalle, ellos solamente se cruzarían de brazos en silencio, para ofrecerle disculpas, luego para rematar su show les diría que se largaran a sus casas…verlos bostezar le era sumamente irritante.

Esa era Marga y su tan fracturado mal carácter.

Las horas serian largas y agotadoras, en especial para Kiki, quien siempre terminaba pagando los platos rotos, sin desestimar que la buena y humilde Pelton seria amenazada con perder su trabajo. La señora Pelton era tan paciente y serena, motivo por el cual Marga terminaba dándose por vencida.

Alan ingresó al estacionamiento del edificio con diez minutos de tiempo a su favor. Iría por un café, debía ir a su práctica de artes marciales al medio día. Nunca faltaba a su rutina de ejercicios y entrenamiento, nadaba tres veces por semana, jugaba con su amigo Carter baloncesto y un día a la semana recorría en su bicicleta veintiún kilómetros, era competitivo por naturaleza.

Algo le hizo girarse y no abordar el ascensor que abría sus puertas, la mirada de Erín el mensajero de la oficina se posó en Alan, quien en aquel instante le daba los buenos días

-Señor Alan…buenos días, quería decirle algo importante…quiero que usted revise…-.

-En otro momento le echaré un vistazo a tu carpeta, ahora voy de prisa-.

-Claro señor Alan, me gustaría que tenga en cuenta que estoy dispuesto a trabajar en el nuevo proyecto-.

-Que bien, lo tendré en cuenta-. Alan caminó en dirección a las escaleras, para ingresar en el despacho por la puerta lateral de las oficinas, evitando de manera directa la recepción.

Llegó a su oficina sin hacer ruido, una vez que descargó sus cosas sobre el escritorio se llevó la sorpresa de encontrar una nota sobre un ramo de girasoles insertados en una canasta llena de frutas.

La señora Minie ingresó con el café.

-Señor Alan buenos días, debo decirle algo de suma urgencia-.

-Señora Minie buenos días, su café es maravilloso-.

-Su madre se colocaría celosa si se entera-.

-Por eso mantengamos el secreto-. Su voz se tornó apagada.

La mujer bajó la voz casi a un pequeño murmullo.

 -La señorita Kamil está aquí y quiere verlo, como usted hoy ingresó por la puerta lateral no tiene idea de su llegada… ¿Desea que haga algo? -.  

-Si señora Minie…Dígale que llegaré tarde…No, mejor comuníquele que no estaré hoy… Ya me marcho, no será una mentira cruel, solo vine por unos documentos y para dejarle esta carpeta, tenemos que dar respuesta antes de las cinco…. tengo varios pendientes…la considero señora Minie-. Le guiñó el ojo mientras tomaba sus cosas para marcharse con cautela sin ser visto por Kamil.

Tras cerrar la puerta tomó los documentos sobre la mesa de entrada y con determinación caminó a su escritorio, tomando una taza se servía café para darle prioridad a varias cartas que debía responder.

La señora Minie escribía en el ordenador ágilmente.

Una figura aparecía en frente de ella.

-Señora… necesito que me anuncie en cuanto Alan llegue, soy su…-.

-Buenos días señorita Kamil. Lamento informarle, pero mi jefe tiene varios compromisos y no regresará, mañana quizás pueda verle-. Comenzó a cerrar los sobres y enumerarlos.

-Llámelo… dígale que lo esperaré aquí, no me pienso mover hasta que llegue en persona-. Volvía a su cómodo sillón.

-Creo que puede esperar, la oficina cierra seis en punto de la tarde, ahora con su permiso, Katrina nuestra recepcionista le atenderá, puede pedir lo que guste…café, té, jugo…-.

-Señora Minie déjese de juegos conmigo… ¿Usted no sabe quién soy? Cree que habla con la aseadora de aquí…prácticamente soy parte de esta empresa-. Le miró desafiante.

-Oh…que bueno saberlo, así se sentirá cómoda con la señorita Katrina, ella es muy amable y le atenderá como usted lo requiera. Me disculpo, tengo varios documentos y debo hacer varias diligencias para mi jefe el señor Alan…saldré en quince minutos, pero usted queda como en casa, si gusta llamarle puede hacerlo usted misma, como bien expresó es su prometido-.

-Usted es una atrevida, no es más que una simple secretaria o asistente o como quiera llamarse. Cuando me case con Alan usted será la primera en irse a su casa… por si no se ha dado cuenta, el que pretenda ser fina y elegante no le hace gozar de ningún privilegio, se ve ya mayor y vieja… puedo escoger entre mis amistades una persona más joven, leal y fiel en todo sentido…bella, rica y refinada, espero que le quede claro…usted es una majadera…-.

Katrina llegaba en aquel momento con varios sobres en su mano que dejaba sobre el amplio escritorio de la señora Minie. Esa mujer era insoportable y acosadora, todos los días solía venir a buscar al señor Alan, era hora que la mandara por un caño. Katrina se quedó junto a la señora Minie.

-La elegancia la heredé de mi madre y la inteligencia de mi padre, creo que son dos buenos complementos…vieja y eficaz-. Daba un golpe seco sobre el amplio escritorio con el gran libro de cuentas que tenía en sus manos.

-Buenos días señorita Kamil. Se marchaba sin mirarle.

Era una chica caprichosa e insoportable, pero ella era mucho más astuta.

Katrina se acercó a ella.

-Señorita si gusta un café o algo de comer no dude en ir a cafetería, allí le atenderán, yo no puedo dejar sola la recepción por orden del presidente de la compañía y claro del señor Alan quien es socio de esta firma y director ejecutivo…con permiso-.

Kamil se quedó sola sin que nadie más le diera atención, se sentía humillada, pero no se quedarían sin recibir su merecido.

Kiki caminaba algo desprevenida cuando el elegante auto frenó en seco, sus paquetes habían quedado regados por el suelo, se apresuraba a tomarlos, mientras que ofrecía disculpas al conductor del coche, quien le miraba desconcertado, el error era de ella quien cruzó sin mirar en dirección al semáforo, por suerte no había muchos coches en aquella hora por la zona.

Le pedía disculpas y cruzaba en dirección a un gran e imponente edificio.

-Que chica distraída-. Continuaba su camino mientras miraba por el retrovisor. En ese instante su teléfono repicaba, era Kamil.

-Alan… estoy en tu oficina, quería verte y tomar algo juntos, podemos almorzar donde gustes, yo te invito-.

-Kamil lo siento creo que lo dejaré para otro día, hoy tengo varias cosas que gestionar-. Parqueaba su auto.

-No te preocupes, nos veremos en la noche, iré en la noche y te haré de cenar algo exquisito-.

-No es necesario, mi asistente me ordena la cena todas las noches-.

-Lo haré yo, además es una función que debo aprender, seré tu esposa en el futuro, debo conocer todo de mi prometido…-.

-Debo colgarte Kamil, ingresaré a una junta, después hablaremos al respecto-. Colgaba en seco. Al descender del auto se cruzaba con el señor Durman, quien también llegaba en aquel instante, su auto de detuvo y uno de sus guardaespaldas abría la puerta del coche.

-Alan hemos llegado a tiempo, justo tenemos doce minutos a favor, el grupo Torelló debe estar haciendo su arribo-.

-Señor Durman buenos días, el ascensor nos espera-.

Tres autos hacían su arribo.

-Bien, en marcha-. En el ascensor hablaban sobre algunos puntos de la reunión y acuerdos que tratarían.

Alan decidió apagar su teléfono, de esa manera Kamil quedaba fuera de base, estaba seguro que dejaría su buzón lleno de mensajes. Era interesante no escucharla por varias horas, algo tendría que hacer para cancelar el tema de boda. No era la mujer que soñara llevar al altar, él quería una mujer completamente distinta, alguien que realmente tuviera pasión por la vida, Kamil la única pasión que tenia era el poder y el dinero.

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