Capítulo 88. Lo más perfecto
Habían esperado el reencuentro de esta noche durante semanas, desde que Luca Parma había vuelto a secuestrarla, esta vez sin éxito, pero forzando un reposo necesario para cuidar a su pequeño retoño.
Marco, terminada la cena familiar y en la intimidad de su refugio, por fin desnudaba a Ámbar con reverencia, casi con adoración, mientras desenvolvía las nuevas curvas de esa mujer que amaba hasta la raíz. Sus pechos habían comenzado a crecer y a endurecerse, sensibles al tacto, oliendo cada día más dulces y sintiéndose tibios. Ella estaba de pie frente a él, que la observaba sentado al borde de la cama, sólo con su ropa interior, en evidente tensión, mientras le quitaba el camisón de seda, despacio, llegando ahora a descubrir el pequeño vientre redondeado. Lo acarició con ambas manos, la piel suave y tirante.
Se veía tan sensual embarazada, fecunda y llena, apetitosa. Deseaba comerla por completo y fundirse con su tibieza.
Aspiró con fuerza, y le llegó el inconfundible aroma de su sexo al