Capítulo 68. Una frágil burbuja
Estaban al fin cenando juntos en la habitación, luego de encontrarse con lujuria. Marco, insaciable, la incendiaba con los ojos. Había comido apresurado y hambriento, como si fuera un trámite que deseaba liquidar rápido, y sólo deseaba ser lo suficientemente paciente para dejarla terminar su postre tranquila, le constaba que necesitaría energía.
Ámbar, divertida, parecía demorarse a propósito en cada bocado, clavando en él su mirada turquesa.
Marco tamborileaba sus dedos distraídamente en la mesa frente a él, respirando profundo, hasta que ya no pudo contenerse por más tiempo. Su entrepierna tenía vida propia y ya era casi doloroso esperar.
Así que se levantó de golpe de su silla, se puso de pie y se acercó a ella, que sonrió con picardía.
-¿Sucede algo, Marco?
Él parecía entre iracundo y sonriente, no la creía capaz de forzarlo a esperar adrede.
-¿Lo hacías a propósito? ¿De verdad?
Ámbar fingió una mirada inocente, mientras posaba sus ojos donde ya era más que notoria la tensión de