CAPÍTULO 18

Malena sintió que el calor de aquella mano sería capaz de fundir su piel, y las piernas le temblaron de tal manera que Ángelo se sintió plenamente justificado para envolverla entre sus brazos.

CAPÍTULO 19

— ¡Dios, es tan pequeño! — no pudo evitar decir Ángelo.

CAPÍTULO 20

CAPÍTULO 21

— Hola, preciosa. ¿Es que no piensas despertarte? — la voz dulce y risueña de una mujer la arrastró a la realidad como si hubiera sido un lazo en torno a su conciencia, y cuando abrió los ojos, la imagen de una señora regordeta y alegre, que debía rondar los sesenta y cinco años, la hizo sonreír.

CAPÍTULO 22

A Malena se le habían llenado los ojos de l

CAPÍTULO 23

— ¿Cuánto ha pasado ya, un mes y medio? — preguntó Lía, ayudándola a sentarse en una de las banquetas de la isla de la cocina.— Sí — contestó Malena — ya debería estar completamente recuperada, pero la verdad es

CAPÍTULO 24

Malena estaba sentada en el sofá del salón, tranquila y vestida para salir cuando sintió que Ángelo abría la puerta principal. Apenas estaba amaneciendo, pero una hora antes ella había metido su pequeña maleta en el Fiat. Había llegado con poco y con poco se iría.

CAPÍTULO 25

Cuatro meses después…— ¿Qué tan grave es la situación? — la voz de Ian era tan preocupada que Ángelo se vio tentado a abrir los ojos y decirle que no ib