30. No estoy enferma, Owen
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗
Nueva York, Estados Unidos.
El sonido del despertador me saca del letargo, ya que me había vuelto a dormir tras levantarme en la madrugada con las ya habituales náuseas matutinas. Respiro hondo y me esfuerzo por levantarme, ya que hoy es diferente, un día que he estado esperando con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo.
Lo primero que hago es llevar una mano a mi pancita, algo que se me está haciendo costumbre como una forma de saludar a mis bebés.
—Buenos días, mis pequeños cachorritos. Hoy su mamá volverá a ser el foco de atención y todo gracias a ustedes —digo, con voz suave, recordando la conversación que sostuve ayer con Cassian Quinn, cuando lo llamé para aceptar su propuesta de volver a posar frente a las cámaras.
Después de mucha reflexión, decidí aceptar su oferta de trabajo. Es una oportunidad que no puedo dejar pasar. Necesito el dinero y salir de la burbuja en la que se ha convertido el apartamento de Maya. Me siento revitalizada por esta decisión, una ch