113. Está bien. Hagámoslo
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗
Despierto antes de lo habitual, algo que no había ocurrido desde que dejé las náuseas matutinas hace más de un mes. Los primeros rayos del sol que entran por la ventana, indican que apenas amanece, pero mi mente ya está cien por ciento operativa, demasiado despierta e inquieta. Faltan menos de dos semanas para casarme con Owen y la frase: “menos de dos semanas" se repite en mi cabeza sin cesar, recordándome la locura en la que nos hemos metido. La idea me llena de una emoción casi infantil, aunque también de una ansiedad que me aprieta el pecho y, ahora, no sé qué hacer con toda esta energía, ya que mi cuerpo parece estar en alerta desde que abrí los ojos.
Owen duerme profundamente a mi lado, con su brazo firme alrededor de mi cintura de manera protectora, como si incluso en sueños quisiera mantenerme cerca. Su rostro luce tan relajado, ajeno a mi pequeña tormenta mental, que me hace cuestionar cómo logra estar tan tranquilo. En cambio, yo no dejo de pensar en todo, y me