—Automáticamente, señora Luz —respondió Hiz—. Sólo necesita firmar usted y todo su núcleo familiar queda dentro del seguro.
—Ay, niña, muchas gracias —soltó la mujer mientras firmaba.
Otras de las vecinas cercanas a la casa de Hiz se acercaron a ella para saludarlas y en vista de la noticia del seguro, no lo pensaron dos veces para firmar. De hecho, se fueron llamando unas a otras para que se acercaran a firmar los papeles.
Así fue como Hiz sin antes de llegar a su casa logró reunir a un grupo algo grande de vecinos para que firmaran los papeles.
Cuando todos terminaron de firmar y le agradecieron que pensara en ellos, en esos momentos, Hiz vio a lo lejos que Ben se acercaba en la calle.
—¡Ben! —llamó Hiz bastante sonriente.
—Niña, ahorita te llevo una taza de sopa —dijo la anciana y se despidió de l