- ¿Desperdiciaron toda la comida de un mes, solo por un juego? - Kader se empezaba a indignar
- Deja la amargura Caramelo, mañana mandaré a que les compren la despensa para todo un año - comentó Maia
- Que seas rica no significa que puedas estar mal gastando el dinero en tonterías - la regañó
- No es una tontería cuando eso implica la felicidad de los que me importan - dijo acercándose con firmeza - y si tengo que despilfarrar todo lo que tengo para tener un momento de alegría y paz con los míos no dudes en que lo haré -
Esa eran la clase de cosas que alteraban las emociones de Kader y hacía que su corazón se confundiera al grado de ni siquiera saber cómo debía latir. ¿En qué momento esa chiquilla caprichosa e interesada se había convertido en la mujer que prefería a una banda de ladrones antes que a su dinero? No tenía una respuesta para eso, pero sabía que ese cambio en ella lo hacía feliz de una forma que no sabía cómo explicar.
- No sé qué le hiciste a la Maia que conocí, pero