Llámame Eleanor, todo el mundo lo hace.
¡Bien! Eleanor esta es Marian, mi hija.
Hola — dijo Eleanor dándole la mano. La muchacha se puso seria y la miró.
Encantada — dijo Marian — Bonito anillo.
Si — dijo ella rozando la inmensa piedra con uno de sus dedos — aunque demasiado ostentoso¿no crees? —Ella asintió — Pero no fue una elección mía. Carlisle pensó que sería el apropiado — Carlisle la miró — ¡Pero si supiera que tendría que haber ejercitado el brazo¡Dios, esta piedra pesa una tonelada! — todos los presentes sonrieron.
¡Preciosa y graciosa! — dijo Sam — tendrás entretenimiento gratis, eh?
Ni tanto… — dijo Carlisle con sarcasmo, y la miró. Ella sabía a lo que se refería. El “Entretenimiento” como Bradsford le decía, le había costado treinta mil Euros.
¿Te importaría quedarte con mi esposa, Eleanor? — ella dijo no con la cabeza — Verás Carlisle, hay varios peces que caerían a nuestra red, para invertir en el resort del Caribe…
¿Cómo va todo?
Genial, el chico lo hace bien… — Eleanor