Tras cuatro años de disfrutar a mi esposa, de recibir a nuestra Aurora en casa, verla crecer y hacer travesuras, sonrío apoyado en la puerta al ver a mis mujeres felices en la biblioteca.
Daniela le está enseñando anatomía a Aurora, mi pequeña hija está sentada en su sillita muy atenta a lo que su mamá le dice, de pronto Daniela da un respingo, me acerco a ella porque se lleva la mano al vientre de cuatro meses.
-Vengan… pongan su mano aquí – toma nuestras manos y las coloca sobre su ombligo-. Las primeras pataditas de tu hermano, mi niña.
-Pega fuerte, ¿mami, te duele?
-No, a veces hace cosquillas.
-Yo hice lo mismo, ¿verdad?
-Sí – respondo yo, alzando a mi pequeña en brazos -. En especial cuando papi te hablaba y acariciaba el vientre de mamá.
- ¿Puedo hacer lo mismo con mi hermano?
-Claro, mi ni&