Luego de disfrutar el postre y de un par de bailes más, nos retiramos del restaurante. Ya en el auto, la veo bostezar.
-Estás muy cansada, mi amor, te llevo ahora al departamento.
-No, no quiero que termine así, llévame a otro lugar, quiero estar contigo al menos hasta el lunes por la mañana, cuando tengamos que ir a trabajar.
-Lo que desees… te llevaré a conocer mi casa, nuestro hogar.
Con su sonrisa como aprobación, salimos con rumbo hasta allá. En el trayecto hablamos de lo que le falta para terminar su carrera y de los planes que tiene de estudiar medicina, en el caso de que la universidad la deje convalidar todas las asignaturas de enfermería que se pueda.