Antes de dejarme...
Antes de dejarme...
Por: Paulina W
Capitulo 1

Roma, Italia.

En el cubículo de vidrio, debajo del cabezal de la ducha, había un hombre desnudo.

Piel de bronce, cuerpo bien proporcionado, vientre firme, piernas largas y lo más importante, un culo sexi que todas las mujeres se quedarían sin aliento al verlo. Como sus piernas son tan largas y sus caderas estrechas, le encanta llevar jeans que acentúen las mismas. Una de sus amigas en la universidad, comento que su mayor atractivo era cuando hacia abdominales y usaba solo jeans, dijo que emitía un aura sexi que ninguna mujer podía pasar desapercibida.

Y nunca dudo de que esto era un cumplido.

Su aspecto es bastante atractivo, pero aún más el hecho de que tiene una mente brillante que es lo que lo ha ayudado a conseguir un lugar en el competitivo mundo automotor.

Después de seis años en un país extranjero, ya no es el hombre que era antes, y puede pararse con orgullo frente a cualquiera y mostrar su ambición y talento. Él tuvo éxito, según los estándares del mundo. Por eso se compró un ático de lujo en Vía Condotti, una de las zonas más caras de la ciudad y con ventanas del piso al techo con vistas al Borghese, el parque más grande de Roma.

Es rico, está establecido, tiene logros y está rodeado de mujeres hermosas, y no tiene reparo en aceptarlas para añadir un poco de entretenimiento a su excesivamente ocupada vida.

Al fin y al cabo, la vida es demasiado aburrida cuando todo es trabajo, y las personas no son máquinas, necesitan relajarse de vez en cuando para ser más activas. Y que mejor que una buena y experimentada mujer en su cama para relajarse.

El agua cayó en cascada sobre cada parte del cuerpo de Matías Preston y este cerro los ojos, disfrutando de la sensación relajante del agua en sus tensos músculos, antes de cerrar el cabezal.

Se secó ligeramente el pelo y se puso la bata blanca al salir de la ducha.

Se dirigió al bar, se sirvió una medida de whisky y dos cubitos de hielo, lo agito y dio un sorbo mientras entraba en el estudio y encendía el portátil que tenía sobre el escritorio.

La luz de la parte inferior de la pantalla parpadeo, indicando que tenía un nuevo correo electrónico. Abrió el programa de correo e hizo clic en la bandeja de entrada y navego rápidamente por ella.

La mayor parte era correo de trabajo, algunos correos basura, y uno…

Sus ojos se entrecerraron bruscamente al examinar el nombre de remitente, que le resultaba familiar y desconocido, y la comisura de su boca se levantó en una media sonrisa.

El correo estaba escrito en inglés, con título sencillo.

“NOTICIA DE DIVORCIO”

Era ella de nuevo.

Este era el tercer correo electrónico que enviaba. Los dos primeros estaban en inglés, pero ¿esta vez estaba en italiano?

Hizo clic en la carta y la primera línea estaba llena de sarcasmo.

Roma, Italia.

En el cubículo de vidrio, debajo del cabezal de la ducha, había un hombre desnudo.

Piel de bronce, cuerpo bien proporcionado, vientre firme, piernas largas y lo más importante, un culo sexi que todas las mujeres se quedarían sin aliento al verlo. Como sus piernas son tan largas y sus caderas estrechas, le encanta llevar jeans que acentúen las mismas. Una de sus amigas en la universidad, comento que su mayor atractivo era cuando hacia abdominales y usaba solo jeans, dijo que emitía un aura sexi que ninguna mujer podía pasar desapercibida.

Y nunca dudo de que esto era un cumplido.

Su aspecto es bastante atractivo, pero aún más el hecho de que tiene una mente brillante que es lo que lo ha ayudado a conseguir un lugar en el competitivo mundo automotor.

Después de seis años en un país extranjero, ya no es el hombre que era antes, y puede pararse con orgullo frente a cualquiera y mostrar su ambición y talento. Él tuvo éxito, según los estándares del mundo. Por eso se compró un ático de lujo en Vía Condotti, una de las zonas más caras de la ciudad y con ventanas del piso al techo con vistas al Borghese, el parque más grande de Roma.

Es rico, está establecido, tiene logros y también rodeado de mujeres hermosas, y no tiene reparo en aceptarlas para añadir un poco de entretenimiento a su excesivamente ocupada vida.

Al fin y al cabo, la vida es demasiado aburrida cuando todo es trabajo, y las personas no son máquinas, necesitan relajarse de vez en cuando para ser más activas. Y que mejor que una buena y experimentada mujer en su cama para relajarse.

El agua cayó en cascada sobre cada parte del cuerpo de Matías Preston y este cerro los ojos, disfrutando de la sensación relajante del agua en sus tensos músculos, antes de cerrar el cabezal.

Se secó ligeramente el pelo y se puso la bata blanca al salir de la ducha.

Se dirigió al bar, se sirvió una medida de whisky y dos cubitos de hielo, lo agito y dio un sorbo mientras entraba en el estudio y encendía el portátil que tenía sobre el escritorio.

La luz de la parte inferior de la pantalla parpadeo, indicando que tenía un nuevo correo electrónico. Abrió el programa de correo e hizo clic en la bandeja de entrada y navego rápidamente por ella.

La mayor parte era correo de trabajo, algunos correos basura, y uno…

Sus ojos se entrecerraron bruscamente al examinar el nombre de remitente, que le resultaba familiar y desconocido, y la comisura de su boca se levantó en una media sonrisa.

El correo estaba escrito en inglés, con título sencillo.

“NOTICIA DE DIVORCIO”

Era ella de nuevo.

Este era el tercer correo electrónico que enviaba. Los dos primeros estaban en inglés, pero ¿esta vez estaba en italiano?

Hizo clic en la carta y la primera línea estaba llena de sarcasmo.

“Puede ser que hayas vivido demasiado tiempo en el extranjero y puedes haber olvidado como leer en inglés. Así que escribí este correo en italiano, creo que deberías leerlo”

¿Entiendes?

Él leyó y sonrió con frialdad.

―Anastasia, Anastasia, no te he visto en seis años, y tal parece que tu temperamento parece haber empeorado.

Aunque podía predecir lo que estaba escrito, leyó todo el correo con cuidado, tal vez porque estaba demasiado concentrado, no se dio cuenta de la belleza rubia, Natalia, que se le acercó por detrás y de repente lo abrazo por la cintura.

― ¿Qué estás mirando, baby? ― el inglés de la belleza rubia tiene un acento sureño, suave, perezoso y encantador. Pregunto mirando con curiosidad ― ¿Solicitud de divorcio? ¿Quién envió esto?

―Nada ― Matías inmediatamente cerro el portátil para evitar que la mujer viera el contenido de la carta. Se dio la vuelta y la atrajo a su regazo con fuerza ― ¿No te quedaste dormida?

―Tengo sed, quiero beber algo ― al ver que sostenía el vaso de whisky, la mujer le arrebato juguetonamente el vaso y tomo un sorbo, sus ojos azules mirándolo ― Resulta que realmente estás casado, tienes una esposa en los Estados Unidos. Cuando me lo dijeron no lo creí.

― ¿Quién te lo dijo? ― pregunto a la ligera, pero en realidad, no quería saber. Los chismes y rumores siempre han sido como un incendio forestal, difíciles de extinguir.

―Eso es lo que dicen por ahí ― la mujer se encogió de hombros y se acomodó el cabello hacia atrás, dándola una buena vista de sus grandiosos pechos ― Dicen que todavía la amas, así que no quieres divorciarte y por eso tampoco tomas en serio a otras mujeres.

―Están equivocados ― sonrió Matías ― No nos divorciamos, solo por otras razones. Pero ninguna de las que acabas de mencionar.

― ¿Y ahora? ¿Por qué te escribió pidiéndote el divorcio?

―No es algo de lo que debas preocuparte ― dijo con indiferencia, e inclinándose para besar sus labios antes de alejarla del estudio ― Ve a dormir, todavía tengo trabajo que hacer.

Después de cortar la aburrida curiosidad de la mujer, Matías regreso al escritorio. Se sentó y abrió una gaveta.

En lo profundo de ella, hay una caja de música de cristal escondida en silencio. La saco y la abrió, el tintineo de la música se expandió y observo a la bailarina y al anillo que estaba colocado a un lado sobre una tela roja.

Este es su anillo de bodas, no lo ha usado en seis años, pero la promesa que hizo ese día parece todavía estar fresca en su memoria.

“Matías Preston, ¿acepta casarse con Anastasia Lowell?

“¡Sí, acepto!”

Pensando en esto, Matías no pudo evitar maldecir.

Saco el anillo y jugo con él entre sus dedos, un agudo sarcasmo vagamente dibujado en la comisura de su boca.

― ¿Tú fuiste quien me rogó que no me divorciara, y ahora eres tú quien me pide divorciarme? Anastasia, ¿Quién crees que soy? ¿Un perro que va y viene cuando le llamas? Puede ser que hayas vivido demasiado tiempo en el extranjero y puedes haber olvidado como leer en inglés. Así que escribí este correo en italiano, considero que deberías leerlo.

¿Entiendes?

Él leyó y sonrió con frialdad.

―Anastasia, Anastasia, no te he visto en seis años, y parece que tu carácter ha empeorado.

Aunque podía predecir lo que estaba escrito, leyó todo el correo con cuidado, tal vez porque estaba demasiado concentrado, no se dio cuenta de la belleza rubia, Natalia, que se le acercó por detrás y de repente lo abrazo por la cintura.

― ¿Qué estás mirando, baby? ― el inglés de la belleza rubia tiene un acento sureño, suave, perezoso y encantador. Pregunto mirando con curiosidad ― ¿Solicitud de divorcio? ¿Quién envió esto?

―Nada ― Matías inmediatamente cerro el portátil para evitar que la mujer viera el contenido de la carta. Se dio la vuelta y la atrajo a su regazo con fuerza ― ¿No te quedaste dormida?

―Tengo sed, quiero beber algo ― al ver que sostenía el vaso de whisky, la mujer le arrebato juguetonamente el vaso y tomo un sorbo, sus ojos azules mirándolo ― Resulta que realmente estás casado, tienes una esposa en los Estados Unidos. Cuando me lo dijeron no lo creí.

― ¿Quién te lo dijo? ― pregunto a la ligera, pero en realidad, no quería saber. Los chismes y rumores siempre han sido como un incendio forestal, difíciles de extinguir.

―Eso es lo que dicen por ahí ― la mujer se encogió de hombros y se acomodó el cabello hacia atrás, dándola una buena vista de sus grandiosos pechos ― Dicen que todavía la amas, así que no quieres divorciarte y por eso tampoco tomas en serio a otras mujeres.

―Están equivocados ― sonrió Matías ― No nos divorciamos, solo por otras razones. Pero ninguna de las que acabas de mencionar.

― ¿Y ahora? ¿Por qué te escribió pidiéndote el divorcio?

―No es algo de lo que debas preocuparte ― dijo con indiferencia, e inclinándose para besar sus labios antes de alejarla del estudio ― Ve a dormir, todavía tengo trabajo que hacer.

Después de cortar la aburrida curiosidad de la mujer, Matías regreso al escritorio. Se sentó y abrió una gaveta.

En lo profundo de ella, hay una caja de música de cristal escondida en silencio. La saco y la abrió, el tintineo de la música se expandió y observo a la bailarina y al anillo que estaba colocado a un lado sobre una tela roja.

Este es su anillo de bodas, no lo ha usado en seis años, pero la promesa que hizo ese día parece todavía estar fresca en su memoria.

“Matías Preston, ¿acepta casarse con Anastasia Lowell?

“¡Sí, acepto!”

Pensando en esto, Matías no pudo evitar maldecir.

Saco el anillo y jugo con él entre sus dedos, un agudo sarcasmo vagamente dibujado en la comisura de su boca.

― ¿Fuiste tú quien me suplicó que no me divorciara, y ahora eres quien me i***a a divorciarme? Anastasia, ¿Quién crees que soy? ¿Un perro que va y viene cuando le llamas?

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo