Ethan estaba sentado en el coche con cara de pocos amigos. La tensión era palpable. Amalao lo sujetó del brazo con cautela. "Cariño, ¿qué te ha molestado esta vez?"
En su vida pasada, no tenía ni idea de que Ethan armara rabietas con tanta facilidad. Ahora que acaparaba toda su atención, sentía que se molestaría sin motivo alguno por cualquier acto suyo.
Bajó la mirada. "¿Por qué te fuiste a casa?"
"¿Eh?"
“¿No te dije que no volvieras sola a la Residencia Evans?”
Ella se quedó en silencio. En efecto, él había dicho algo así.
Cuando estaban recién casados, Leivy la insistió constantemente para que le pidiera proyectos a Ethan. Al principio, Ethan accedía, pero Leivy se volvió cada vez más codicioso en sus peticiones. Molestó a Ethan durante un tiempo, Leivy la reprendió y la llamó inútil cada vez que visitaba su casa porque no lograba traerle nada de Ethan.
Leivy incluso se quejó de que la familia Evans habría hecho lo mismo si Eizabeth fuera quien se hubiera casado con Ethan. Es más,