Zaideth: ojos de ángel 2
Valentina se había calmado y había ido a darse un baño para poder arreglarse. Ese tiempo yo lo aproveché para ir a terminar el almuerzo y pensar un poco en lo que había pasado con ella, además, mi mente rebuscaba en dónde había dejado el número de la psiquiatra que muchos años atrás me había ayudado o al menos recordar el nombre.
—¿Cómo era que se llamaba? —me preguntaba mientras condimentaba la sopa—. Centro de… ¿Sanar?
Oí unos pasos acercarse a la cocina, alcé la mirada y encontré a Mateo con rostro sombrío.
—¿Tienes hambre? —pregunté.
—¿Cómo hiciste eso? —indagó.
—¿Hacer qué?
—Lo de Valentina, ¿cómo la pudiste calmar?
—Solo tení