Capítulo 128

Mateo inspiró hondo.

—Trata de calmarte, iremos cuando terminemos de almorzar —informó Mateo, dejando el libro sobre el mesón de la isla. Volteó a verla—. Ve a cambiarte, demoras como tres horas arreglándote —le observó las uñas—. Deja de hacer eso, ¿qué te dijo la psiquiatra?, ¿te tomaste tus medicamentos?

¿Estaba medicada?, ¿qué le sucedía? ¿Acaso su comportamiento era clínico?

Ella puso los ojos en blanco y dejó de comerse las uñas.

—Sí, me los tomé —respondió—. Pero no es por eso, es que este lugar me desespera, en serio, necesito salir de aquí —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Por favor, en serio, necesito salir de aquí. Siento que me ahogo en este lugar.

Valentina se bajó del taburete y tomó a su herman

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