Llegamos a una tienda de ropa muy conocida aquí en Colombia. Kynbara.
-Amor, elige todo lo que quieras-Me dice mientras saca un de sus tarjetas.
Estaba entre la espada y la pared, por un lado podía aceptar todo de él, desde viajes y todo el dinero que quisiese . Pero… Por otro lado me estaba sometiendo a un inmenso túnel sin salida, ser la novia de un hombre que tenga enemigos no es fácil, conozco la mafia, soy hija del jefe de la mafia latina. Y conozco esta vida, cuando entras es difícil salir.
-No puedo Deivis, no puedo aceptar nada de ti-Me miro confundido. Era como si un balde de agua fría cayera en su espalda.
-Esta bien, no te regalaré nada-¿Enserio se rindió? me dió la espalda y luego se subió a su auto.
-¿A dónde vas?-Cuestionó dirigiéndome al auto.
-Iré a la empresa, nos vemos otro día-Sonrió y de inmediato encendió el auto.
¿Qué? Esto tiene que ser broma.
Se ha ido, y me ha dejado aquí.
Me doy un golpe en la cabeza con la palma de mi mano.
-Tonta, tonta. ¿Porque no dejaste