CAPITULO I: El viaje en el tren

―Te extrañaremos mucho, hija. ―dijo Emiliana, su madre, mientras lágrimas caían por sus mejillas.

Antonella, observaba con a su madre. Sofía, su hermana menor, intentó alegrar el momento: ―Hermana, procura traernos unos croissants de la mejor panadería de París en tus vacaciones.―

Antonella interrumpió:

―Deberías dejar de comer pan, Sofía. Ya te lo dijo el médico.― La familia se abrazó, conteniendo las lágrimas mientras anunciaban por megafonía la partida del tren a París.

―Mamá, no te sientas mal, estaremos prácticamente cerca… solo son nueve a catorce horas en tren. ―Le comenta mientras se acerca a su madre y le retira las lágrimas en sus ojos.

 "Respetables pasajeros, el tren con destino a París saldrá en menos de diez minutos... se le pide a bordo en el menor tiempo posible", se escuchó por los altavoces de la estación.

 Su madre y su hermana la abrazaron por última vez, llorando las tres al unísono.

―Si, hija pero estás a solo cinco horas en avió… ―Antonella hace un gesto de que guarde silencio.

―Lo se mamá, sabes como me pongo con las alturas… ―dice ella. ― Bien, es mejor que ingrese al tren, mamá… ― Tony voltea a ver a su hermana y extiende sus brazos apretando sus labios evitando derramar lágrimas, tanto como su mamá y su hermana entran en su abrazo llorando las tres ahora al unísono. ―Las extrañaré, demasiado… pero les prometo que todas las noches que tenga libre les hare una video llamada. ―Dice mientras afloja su abrazo y se separa de ella dispuesta a entrar al tren.

Antonella, entra al tren mientras se despide de ellos, por la ventana; ahora recorre el pasillo del tren en busca de su compartimiento asiento cama.

―Bien… ¿Dónde podría estar? ―Se pregunta ella, mirando su ticket. ―Compartimiento 16-A… veamos ―murmura para sí misma, mientras no se percata que un hombre y su joven junto a su bebé sonríen ante el monologo de la chica tras suyo.

Antonella se acerca a la joven pareja de padres sonriente y les pide ayuda para encontrar su compartimento.

Ambos, acceden amablemente y juntos comienzan a buscar el compartimento 16-A.

Finalmente, después de caminar un poco por el pasillo, encuentran el compartimento y Antonella se acomoda en su asiento cama. El joven hombre le ayuda con sus maletas y ella les agradece con una sonrisa. Se siente un poco incómoda al pensar que tendrá que pasar varias horas por primera vez en un tren con lleno de personas desconocidas para ella, pero decide intentar hacer conversación para pasar el tiempo.

― ¿A dónde se dirigen ustedes? ―pregunta Antonella a la pareja de padres

―Vamos a Milán. ―Responde la esposa con una sonrisa. ―¿Y usted?

―Yo voy a Paris, Francia. Pero primero tengo que hacer una escala en Milán. ―Les responde Antonella con una sonrisa.

― Ah, qué casualidad. ¿Es la primera vez que visitará Paris? ―Pregunta el joven.

―No, he estado allí antes, mi abuela paterna tiene un atelier... ¿Y ustedes? ¿Por qué se dirigen a Milán? ―Responde Antonella.

―Nosotros vamos a visitar a la madre de mi esposo, durante las vacaciones. ―Le comenta la joven madre mientras acurruca a su bebé dormido en su brazos. ―Le dejaremos disfrutar de su viaje, y buena suerte en Paris, joven…

―Muchas gracias por su grandes deseos, espero que ustedes lleguen con bien a Milán. ―La pareja de jóvenes esposos asiente y salen del compartimiento de Antonella, para entrar el suyo que se encuentra a la par del de ella.

Después de varias horas, el tren llega a Milán, ve pasar a la joven familia y se despide a través de la ventana de su compartimiento, agradeciendo de nuevo su ayuda.

Se siente un poco triste de tener que dejar a su familia atrás, pero también emocionada por la aventura que le espera en Paris.

Antonella, decide bajarse media ahora para ir a comprar algo en la estación, mientras espera que pase la escala y pueda abordar nuevamente el tren; ya que se empezaba a aburrir de estar sola en su asiento cama.

Finalmente se decide por una pizza de masa delgada, Antonella ama la pizza, además de ser el platillo más conocido de su país alrededor del mundo, es su comida favorita.

Ella regresa al tren, siente que su celular vibra en su bolsillo y lo saca por un momento para leer el mensaje de su madre.

Antonella sonríe al ver que es un mensaje de su madre:

”Hola hija, ¿cómo va el viaje? Espero que estés bien y que te estés divirtiendo. Tu hermana y yo estamos pensando en ti. Por favor, avísanos cuando llegues a París. Te queremos mucho, mamá.”

Antonella sonríe al leer el mensaje de su madre y le responde rápidamente:

"Hola mamá, gracias por preguntar. El viaje ha sido muy agradable hasta ahora y estoy emocionada por llegar a París. Definitivamente les avisaré cuando llegue y les comentaré si la abuela Verona aún sigue practicando patinaje sobre hielo en sus ratos libres mientras no está en el atelier.. Las quiero mucho también, Antonella".

Luego de enviar el mensaje, Antonella se recuesta en su asiento cama y se pone los audífonos para escuchar música mientras contempla el paisaje que pasa por la ventana. Después de todo son seis horas de viaje que le falta por recorrer. Le gusta la sensación de libertad que le da viajar sola y la oportunidad de conocer nuevos lugares y personas. Además, París siempre ha sido uno de sus lugares favoritos en el mundo y está emocionada de volver allí.

Antonella empezó a sentir demasiada nostalgia sobre dejar a su hermana y madre mientras observa a las personas caminar de un lado a otro en la estación desde la ventana de su compartimiento, sentía incertidumbre sobre que le esperará en Paris, sí logrará entrar a la Academia de Moda; si podrá tener el toque de su abuela Verona, en sus años de juventud en los años sesenta cuando su abuela tenía su edad en esa época. Pero también siente miedo de no estar a la altura de la alta costura de París, porque una cosa distinta es diseñar y crear vestidos en su pueblo Cortona para sus amigas, y ellas alaben su diseños sin ningún conocimiento sobre alta costura.

Cuando faltaba unos quince minutos para que el tren dejará la estación de Milán, se sube un chico que aparentaba estar en sus veintes con una presencia magnética, su estilo de vestir es una mezcla de urbano y elegante, con una preferencia por el color negro y la ropa ajustada. Tiene ojos oscuros y cabello corto, también de color oscuro, lo que le da un aire misterioso y atractivo. Es alto y tiene una figura atlética, resultado de su afición por el deporte y la vida activa.

Mientras Antonella luchaba con sus pensamiento, mientras salía de su compartimiento para ir al baño del tren choca con el joven de aspecto misterioso y atractivo, que pretendía ocupar el compartimiento que se encontraba a la par del suyo; dónde anteriormente se encontraba la pareja de jóvenes padres cuando abordaron el tren desde Florencia, ella le pide disculpas mientras siente como su mejillas empiezan a calentarse por la vergüenza acaba de pasar por su distracción y torpeza.

El chico le sonríe amablemente, haciéndole sentir un poco menos incómoda, y le dice que no hay problema, que también está un poco distraído en ese momento.

Antonella lo observa mientras se aleja hacia el baño y no puede evitar pensar en lo guapo que es y en su atractivo magnetismo. Cuando regresa a su compartimiento, encuentra al chico con la puerta abierta, preparando su equipaje.

―¿Te diriges a París también? ―pregunta él, al verla entrar.

―Sí, también voy a París. ―responde Antonella, sonriendo tímidamente.

―¡Qué coincidencia! ―dice Nicholas, riendo. ―Yo trabajo como fotógrafo en una revista de moda y voy a cubrir la Semana de la Moda en París.

 Antonella se sorprende y emociona por la casualidad y la coincidencia.

―Yo también amo la moda. ―confiesa ella, sonriendo ampliamente. ―Diseño mis propias prendas en mi pueblo, Cortona.

―¡Eso es impresionante! ―responde Nicholas, intrigado. ―¿Qué te inspira en tu diseño de moda? ―pregunta el fotógrafo.

Antonella se siente un poco nerviosa pero emocionada de poder compartir su pasión con alguien más.

―Bueno, mi mayor inspiración es la belleza natural de la región de mi Toscana natal. Me encanta incorporar elementos de la naturaleza en mis diseños, como flores y colores tierra. También me inspiro en las mujeres fuertes y seguras de sí mismas, que quieren verse y sentirse hermosas en cualquier momento del día. ―explica Antonella, con una sonrisa.

Nicholas parece interesado en lo que Antonella tiene que decir y continúa haciendo preguntas, lo que la hace sentir más cómoda y confiada en su habilidad para hablar con él. Juntos, hablan de moda, de diseño y de lo emocionante que es el mundo de la moda. La conversación fluye fácilmente entre ellos, y Antonella comienza a darse cuenta de que está disfrutando de la compañía de Nicholas más de lo que pensaba.

Ambos se percatan que llevan un rato conversando y aún no saben cómo se llaman, se ríen nerviosamente, por lo que Nicholas decide presentarse.

―Por cierto, no nos hemos presentado, mi nombre es Nicholas. ―dice el con una sonrisa carismática y muy enigmática que cautiva a la joven diseñadora.

Antonella se ríe, un poco avergonzada de no haber preguntado antes.

 ―Tienes razón, ¡qué descortés de mi parte! Mucho gusto, Nicholas, soy Antonella. ―dice ella mientras le ofrece su mano en saludo.

Nicholas sonríe.

 ―Encantado de conocerte, Antonella.

La conversación fluye naturalmente entre ellos, hablando sobre sus experiencias en el mundo de la moda y sus respectivos propósitos en París. Antonella comienza a sentir una conexión especial con Nicholas y se sorprende al darse cuenta de que está disfrutando mucho más de su compañía de lo que esperaba.

―¿Cuántos años tienes, Nicholas? ―Pregunta con una sonrisa Antonella, luego piensa que puede haber sido un poco atrevida con preguntarle su edad. ―Si, es que no te molesta decirme… ―Agrega con un gesto avergonzado.

―Descuida, no me molesta en lo absoluto, Antonella. ―Le responde mientras le sonríe y le guiña un ojo. ―Tengo veintidós años. ¿Y tú? ―Pregunta con curiosidad a la joven estilista.

―Tengo diecisiete años. ―Dice un poco avergonzada, pues causa una impresión al chico cuando menciona su edad.

―¡Wow! ―suelta ante la sorpresa que se ha llevado. ―Eres muy joven y talentosa, Antonella. ― Comenta Nicholas, impresionado por su habilidad para diseñar prendas a su corta edad. ―Aunque yo creo que la edad no importa cuando se trata de seguir nuestros sueños. ¿No crees?

―Sí, tienes razón. ―Responde Antonella, sonriendo ampliamente. ―Siempre he creído que si uno tiene pasión y dedicación, puede lograr cualquier cosa que se proponga.

Nicholas asiente con la cabeza, admirando la determinación y la confianza de la joven. La conversación continúa, y Antonella comienza a sentir que Nicholas es alguien con quien se siente cómoda y en quien puede confiar

Mientras tanto, el paisaje italiano va quedando atrás, y el tren continúa su camino hacia París, envolviéndolos en una atmósfera de anticipación y emoción. Antonella se da cuenta de que, de alguna manera, este encuentro inesperado podría ser el inicio de algo especial.

A medida que hablan, Antonella siente que su corazón late más rápido y se da cuenta de que está disfrutando de la compañía de Nicholas más de lo que pensaba. Al mismo tiempo, también se siente un poco nerviosa y tímida, sin saber muy bien cómo actuar ante la situación. Mientras tanto, el tren sale de la estación de Milán, continuando con el trayecto a su destino, y Antonella se da cuenta de que la emoción y el miedo que sentía antes comienzan a mezclarse con una extraña sensación de anticipación y posibilidad.

 ¿Será que esta casualidad del destino les deparará más sorpresas en el futuro o… en el pasado?

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