Marco
Jugar con fuego es lo que estoy haciendo, he invertido tiempo y debo admitirlo, también mis sentimientos se están viendo involucrados, no me canso de estar con ella.
Negarlo sería deshonesto y pensé que al satisfacer mis ganas de tenerla en algún momento me alejaría, hasta ahora no ha sucedido, me empieza a preocupar.
Daniel es el que más me alienta, claro que también se entretiene, me dijo que al fin alguien me hace ver mi suerte, — ¿por qué?, — le pregunte.
— Recuerda la lista interminable de mujeres a las que has desechado.
— Eso es diferente, quizá el que a ella no la viera de ese modo desde el principio lo ha cambiado.
— Pues yo me alegro por ti, de verdad — me miro de forma compasiva.
Sabía a lo que se refería, él conocía el oscuro agujero en el que caí después de que Elena me traicionara.
— Ahora no es el momento de ponernos sentimentales, mejor pásame los archivos de las próximas licitaciones.
Y es que estoy hasta el tope de trabajo, algo que agradezco,