Si aquella noche solo había sido una conjetura, ahora estaba completamente seguro de la verdadera identidad de Violeta y comprendía todo lo que había ocurrido. En teoría, Clara, como víctima, tenía el derecho de conocer la verdad.
Diego mantuvo los ojos cerrados y respondió: —No puedo hablar por el momento. Violeta ha pasado por muchas cosas en estos años.
Fernando lo miró profundamente y suspiró suavemente: —Jefe López, hay cosas que sé que no debería decir, pero usted y la señora han estado inmersos en traiciones y malentendidos en estos últimos dos años. Usted se preocupa sinceramente por la señorita Violeta, eso es indiscutible y la señorita ha sufrido mucho en el exterior. Pero esto no debería ser una razón para lastimar a la señora. Es una deuda que la familia López tiene con ella.
Diego abrió repentinamente los ojos y se encontró con la mirada de Fernando en el espejo retrovisor. —Entonces, ¿qué sugieres? ¿Debería matar a Violeta para redimir a Clara? Incluso si Violeta muriera