Ezequiel trató de explicar: —Solo vi a la niña tan linda y quería darle un poco de dulce.
Clara sabía que él no sería tan indigno como para tratar de dañar a su hija. Su presencia aquí era obviamente porque Diego lo había mandado como refuerzo.
Este bobo sin cerebro seguía siendo igual de impulsivo que antes, casi arruinó sus planes. Si Luna y los demás se daban cuenta, seguramente la situación sería más compleja.
Por eso, Clara lo trató con mucha frialdad, mirándolo como a un extraño, —No es necesario, gracias.
Diciendo esto, abrazó a Aurora y se alejó a paso veloz, y luego le dijo a Aurora a propósito: —Mantente alejada de esos tíos raros, ellos secuestran niños.
Ezequiel se quedó sin palabras.
Incluso dijo que era un tío extraño.
Aunque sabía que Clara lo estaba haciendo a propósito, aun así se sintió un poco decaído.
Y anoche no había podido dormir, pensando en reencontrarse con ella, ¡para que solo le lanzara una mirada de desprecio y ni siquiera le permitiera abrazar a su hija!
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