—Sí, si no me equivoco, después de intercambiar a la niña, Úrsula la llevó de vuelta a su casa y la dejó al cuidado de su madre, administrándole veneno todos los días para simular una enfermedad y su eventual muerte.
—No es de extrañar de que Pera decía que siempre tenía hambre pero siempre tenía una botella de leche. Parece que ese veneno estaba mezclado en la leche.
Joaquín apretó los puños. —Ese año, cuando hubo la gran inundación, su abuela la engañó para que volviera a casa para buscar algo importante, y fue entonces cuando fue arrastrada por la inundación y desapareció.
Al escuchar la historia, Eduardo se enfureció y ya no pudo contenerse, pateando la puerta abierta.
Sin embargo, el patio ya estaba vacío, no encontraron rastro de que alguien viviera allí.
—No hay nadie.
Una señora que pasaba por allí habló: —¿Están buscando a la anciana Valdez? Oh, ella se fue hace mucho tiempo.
—Señora, ¿es usted familiar de la familia Valdez? —Clara no tenía dinero en efectivo, así que se quitó