—¡Señorita! —ama Marta gritó desesperadamente, tratando de abrirse paso entre la multitud, pero los fornidos guardaespaldas no le dieron ninguna oportunidad.
Úrsula agarró a ama Marta y miró con una expresión maliciosa.
—Debió haber pensado en esto cuando hizo algo despreciable. Hay cosas que debes hacer y cosas que no debes hacer. Seguramente también es una vieja zorra.
Después de decir eso, Úrsula le dio un par de bofetadas en la cara a ama Marta. Clara intervino enérgicamente: —¡Basta, tía Ursula! ¡Esto es abuso de poder!
Úrsula solía ser muy servicial alrededor de Isolda, siempre preparando té y cumpliendo rápidamente con sus tareas. Cada vez que la veían, se mostraba sumisa y aparentaba ser muy honesta.
Pero hoy, Úrsula le mostró a Clara su verdadera cara. Clara se dio cuenta de que las personas podían tener dos caras.
Úrsula ya estaba descontenta con ella, y ahora, sin la presencia de los miembros de la familia Enríquez, se mostraba arrogante. —Señorita Suárez, si yo fuera usted,