Fernando miró a Lucas, —Déjame esto a mí, ve a buscar a alguien.
—Hermano, ten cuidado. —Aunque Lucas estaba preocupado, tenían una tarea importante y solo pudo darle algunas instrucciones antes de marcharse apresuradamente.
Fernando y Elio, enemigos acérrimos, sacaron sus armas.
—Esta vez no escaparás.
—Ja, igualmente.
Los dos hermanos y Diego se dividieron en grupos para buscar minuciosamente en la ciudad. Si Sofía había muerto en la ciudad, sin importar de quién fuera la culpa, el país Venece no se quedaría de brazos cruzados.
La situación ya estaba bastante caótica, si ocurriera algo más, desencadenaría una guerra internacional.
Se oyeron disparos y Ezequiel retrocedió por el mismo camino.
De repente, recordó un detalle: había un charco de agua cerca del cadáver aplastado.
Cuando era niño, había visto a las mujeres en los barrios pobres soltar líquido amniótico antes de dar a luz. ¡Claro! Si seguía las huellas del líquido amniótico, podría encontrarlas.
Maldición, había pasado por