Capítulo 150
Permanecer en esa isla le mejoraba mucho el estado de ánimo.

Sin importar cuál fuera la razón, no quería irse por el momento.

Miró cómo el cielo pasaba de negro a blanco, con la luz iluminando en el horizonte, y Clara vagó por la isla.

Todos en la isla la trataban con amabilidad y la invitaban a sus casas para desayunar, agradecidos por los suministros que ella había traído.

Javi, que había estado allí desde antes, estaba sentado junto al mar, usando los suministros de arte que ella había comprado para pintar.

El rostro apuesto del joven estaba lleno de emoción y dijo: —Hermana Clara, ¿es bonito?

A pesar de no haber recibido una educación formal en pintura, el joven tenía un talento innato que dejaba a todos impresionados. Antes, sus obras en blanco y negro ya eran impresionantes, pero ahora, con la incorporación de colores, su arte se elevaba a nuevas alturas.

Clara asintió con satisfacción. —Tu obra es realmente hermosa.

Si pudiera recibir más instrucción y educación, su futuro sería
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