Estábamos en una mesa sentados Cris, Ana, Marcos y yo, no podía dejar de ver la mejilla de Cristián aun con la mano de Anabel marcada.
—Anabel se volvió loca —dice Marcos riendo y toma un sorbo de su bebida.
—En realidad siempre ha sido loca —expresa Ana.
— ¿Te duele? —le pregunto a Cris tocando su mejilla enrojecida.
—No —me responde con una sonrisa y toma mi mano— no dejemos que esta noche se arruine por culpa de Anabel, pasémosla bien.
—Sí, vamos a disfrutar esta noche como si no existiera un mañana —responde Marcos a lo que nosotros reímos.
Pasamos una noche agradable, aunque también estaba muy pendiente de Clara no fuera a cometer una locura con su nuevo amigo, no quiero que haga algo que después se vaya a arrepentir.
Los chicos como siempre se embriagaron y yo pues, de nuevo haciendo el papel de niñera, lo sé, soy un poco necia con estos asuntos, no quiero emborracharme para después salir todos ebrios y alguno de los chicos conducir as