Capítulo 2

Capítulo 2: Confesión inminente.

Connor Jones.

Después de las palabras dichas por Dakota y de controlar mi ataque de ansiedad, me quedo unos momentos estupefacto, pienso en porque ella no quiere que mis amigos asistan a la boda, tengo varias deducciones, pero ninguna da una excusa perfecta o razonable.

Salgo de mi estupor al escuchar el sonido de una notificación proveniente de mi teléfono, sin ánimo lo saco de mis pantalones desbloqueándolo en el proceso y percatándome que me han enviando un mensaje.

Abro el mensaje y bufo al ver el contenido, este dice que debo dirigirme a la empresa junto a los demás para hablar de los nuevos productos de comercio, viajes, y contratos que se aproxima; no me molesta el hecho de los productos de comercio, viajes o los contratos, me molesta el hecho de que acabamos de regresar de un viaje y no nos pueden dejar descansar unos días, pero no puedo replicar solo tengo que mantener mi empresa en trabajo.

Me levanto del sofá quedando unos minutos de pie y después soltar un suspiro cansado, me dirijo directamente a la puerta sin despedirme o avisarle que voy a salir nuevamente a Dakota, estoy decepcionado de ella y no creo poder verla a la cara sin demostrar que me siento dolido o molesto por sus decisiones.

Sigo mi camino hasta llegar a la entrada del edificio y observo que el chófer ya está esperando por mí para emprender camino al estudio. Me saluda amablemente abriendo la puerta del auto para que yo entre, le devuelvo el saludo para después llevar a cabo la acción que me indica.

Al ya encontrarme dentro, el chófer cierra la puerta por donde he entrado y después dirigirse seguidamente al puesto del conductor, procediendo a entrar y encender el motor del vehículo para emprender camino a la empresa donde me encontraré con los demás.

En el transcurso del camino mi mente divaga en lo ocurrido hace unos minutos, aún no me puedo creer que Dakota no quiere que mis amigos —casi hermanos— estén en la boda, me abruma el no saber exactamente sus razones pero en realidad me desconcierta no encontrar una razón válida para que ellos no puedan estar invitados.

Ninguno mantiene una relación tensa o se lleva mal con ella, más bien los chicos me dicen que Dakota es alguien divertida, muy linda y que tengo suerte de tenerla a mi lado pero... mi interrogativa sigue latente en mi cabeza de por qué Dakota no está de acuerdo en que no estén, si a ella también le cae bien los chicos, es algo confuso y sorprendente, y más por la determinación que demostró al decirme su decisión. 

Los minutos en el auto pasan de forma lenta, con el silencio que alberga en el ambiente y mi mente divagando en el tema de la boda, me comienza a abrumar de forma sorprendente, lo cual ocasiona que mi ansiedad aumente y ataque a mi sistema, quitando la tranquilidad y serenidad que me había esforzado por tener al salir del departamento.

Poso mis manos en mi cabeza por la ansiedad que me alberga y hace que en mi mente rápidamente se empiece a formular miles de preguntas con dudas como él: ¿Por qué la rapidez de realizar la boda? Si en unos meses se puede organizar mejor que en una semana. ¿Por qué planear todo a espaldas mías? Si yo pude haberla ayudado en las decoraciones o a organizar los detalles. ¿Por qué no comentarme cuando estaba en el viaje por vídeo-llamada o por mensaje cuando hablábamos que la boda sería en poco tiempo y que estuvo llevando su organización? Entiendo que ese tipo de información no se deba dar de esta manera pero cuando es algo de esta magnitud se debe avisar sin importar como sea. ¿Por qué no quiere que mis amigos participen o estén invitados? Ellos nos podrían ayudar en distintos aspectos y además me hubieran apoyado cuando estuviera nervioso en el altar ¿Por qué estoy dudando de casar...?

—Joven Connor, hemos llegado —me avisa el chófer interrumpiendo mis pensamientos abruptamente. 

Asiento lentamente un poco aturdido por la interrupción, bajo del vehículo y le agradezco al hombre mientras emprendo camino al gran edificio que se levanta al frente de mi.

Me adentro en él y en lo primero en que me percato es en que Paúl se encuentra en una de las puertas con los brazos cruzados y observando detenidamente a su alrededor.

Me acerco a él con una media sonrisa que él corresponde al verme ya cerca de donde él se encuentra.

—¡Hey, Paúl! —Lo saludo con un abrazo, el cual él corresponde removiendo mi cabello—. ¿Dónde están los chicos?

—Hey Connor, están todos en la oficina de juntas, te están esperando —me informa apartándose de la puerta que se encuentra tras de él donde se encuentran los chicos.

—Gracias, Paúl —le di una palmada en el hombro para después tomar el pomo y abrirme paso en la habitación.

Al entrar pude notar que Logan está en la dando unas indicaciones en una pizarra de comercios, Harvey y Leon están sumergidos en una conversación que parece interesante y Joe está escuchando atentamente a lo que dicen Logan. Carraspeo mi garganta para avisar que ya he llegado, Harvey y Leon dejaron de hablar y sonrieron al verme, Joe me mira de reojo y bufa.

—Sé que te alegra verme, Davies —le hablo burlonamente acercándome a él para molestarlo.

—Sí Jones, me alegra tanto verte... —me dijo ignorándome continuando con lo que hace.

Sigo acercándome al ver que está distraído, para después sentarme cerca de él y le sonrío divertido.

—¿No sabes lo que es el espacio personal, Jones? —me pregunta mirándome con una ceja alzada y alejándose lo más que pueda en la silla que está sentado.

—Si sé lo que es Joe, pero... —Hice una pausa con una sonrisa traviesa en mis labios, la cual supe que él capta por la expresión que coloca en su rostro—. Estás amargado y viejo, así que te voy a dar un poco de cariño Jones para alegrarte y rejuvenecerte —respondo acercándome pero el rubio se sienta en silla evitando mi muestra de cariño.

—Primero, no estoy viejo y... Segundo, el viejo aquí es Logan —enumera con el ceño fruncido pero sin percatarse que Logan se acerca, lo cual me causo gracia.

—Pero Logan es más alegre y bromista, en cambio tu andas resentido desde el vuelo —recalco cruzándome de brazos sin quitar en ningún momento mi sonrisa.

—Pero sigue siendo el más viejo —retruca mirándome desafiante, me divierte molestar a Joe por el simple hecho de ver cómo hace esas muecas extrañas que ocasionan que no pueden detener mis risas pero esta vez me resistí de soltarlas por el espectáculo que se le aproxima al rubio.

—¿A quién estás llamado viejo, Joe James Davies? —pregunta Logan con molestia en sus palabras.

—¡A nadie! —grita Joe alzando las manos y con una sonrisa nerviosa.

—No mientas, Joe —replica Harvey con las brazos cruzados en su pecho—. Si acabas de decir que Logan es el más viejo de nosotros —acusa mirándolo burlonamente, lo cual me contagia, haciendo que tuviera una sonrisa de satisfacción en mi rostro.

—Gracias, Harvey —le agradece sarcásticamente, mirándonos de forma asesina.     

—De nada, Joe —dijo Harvey mostrando su sonrisa con hoyuelos pero pasando unos segundos después a una sonrisa traviesa que pude reconocer a la perfección—. Pero concuerdo contigo en lo que dices que Logan es el más viejo —menciona de forma despreocupada pero conociéndolo, seguro y en su interior esta soltando grandes carcajadas.

—¡Harvey! —brama Logan enojado acercándose a Harvey lentamente.

—¿Qué?, solo remarco la verdad en lo que dijo Joe —aclaró mirándolo inocentemente—. Además el único que te hace competencia en la vejez es Leon —añade levantándose de la silla y alejándose del mencionado.

—¿Qué? —Dijo Leon desconcertado uniéndose por primera vez a la conversación—. ¿Por qué me involucras en esto, Harvey? —protesta frunciendo el ceño y mirándolo molesto.

—Porque no miento al decir que los más viejos son ustedes dos —contesta con simpleza recostando su espalda en una de las paredes de la oficina.

Y así fue como empezamos una discusión de quienes eran los más viejos del grupo que duró unos cuantos minutos para luego soltar unas carcajadas dejando olvidado el tema y posteriormente de las risas quedamos los cinco en silencio adentrados cada uno en sus pensamientos.

Todavía no encuentro cómo dar a conocer la noticia de que no pueden ir a la boda porque Dakota así lo quiere, siento que los decepcionaré y que les molestara que acepte así de fácil una decisión que ellos saben que no me concuerda en absoluto.

Dejo de pensar al escuchar a Logan sacar a flote el tema que me tiene abrumado y perturbado desde hace horas, la boda.

—Me siento ansioso de ver a mi hermano casarse con una gran mujer como lo es Dakota —dijo Logan sonriéndome con orgullo.

—Ya tengo preparado el traje que llevaré —avisa Harvey con sus hoyuelos a la vista y su emoción enmarcada en sus gestos.

—Mi querido Connor, te tengo una lista de las distintas comidas que quiero que incluyas al buffet —me dijo Joe acercándose a mí y colocando uno de sus brazos por mis hombros y sonriendo de oreja a oreja—. Y además me pintaré el cabello de rojo para quitarte toda la atención —añade soltando las carcajadas junto a los demás.

—Por mi parte, trataré de evitar que estos tres cometan alguna tontería en tu día —Informa Leon colocando su mano en mi hombro transmitiéndome apoyo. 

—¡Hey! —protestaron los tres mencionados que miraron a Leon con molestia. 

Este solo se encoge de hombros para seguir hablando de la boda y los demás le siguieron la conversación después de unos segundos, es predecible que la molestia de esos tres no les dura ni un minuto pero así son y no los cambiaré.

—Joe y yo seremos lo que más llamemos la atención, con su cabello rojo y mi traje seremos tendencia —menciona Harvey abrazando a Joe por los hombros con mirada divertida.

—Yo prepararé un regalo exclusivo para mi querido hermanito y su esposa —anticipa Logan mirándome con gracia y malicia.

—Logan —dijo Leon con advertencia notable en su mirada.    

—Tranquilo Leon, no es nada exuberante —lo calma Logan pero esa tranquilidad se esfuma cuando continua hablando—. Será explosivo y emocionante —explica mientras Leon comienza a quejarse y amenazarle de lo que se le ocurra hacer.

Suspiro viendo a todos emocionados por el acontecimiento, ya no puedo seguir viéndolos de esa forma sin resistirme a informar que no pueden asistir y sin poder controlarme de mis labios se escaparon las palabras que no quería pronunciar.

—Chicos no pueden asistir a la boda —hice una pausa viendo que guardaron silencio automáticamente tras escuchar lo que dije.

—¿Qué? —Mencionaron los cuatro mirándome confundidos y desconcertados.

—No pueden asistir a la boda —repito sin mirarlos—. Dakota no los quiere presente en la ceremonia.

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