Sotiria sentía como si alguien la estuviera estrangulando. No tenía idea de cómo había logrado responder.
“¡No! ¡No es verdad! Estás mintiendo. Solo estás tratando de convencerme de que tus acciones en mi contra estaban perfectamente justificadas. Es por eso que has inventado deliberadamente esta mentira para engañarme”.
“Oh, ¿eso crees?”.
Renata se dio la vuelta y miró a los dos hombres feos a su lado. La sonrisa de Renata era amarga y llena de decepción.
“Ya me diste esa bebida. En solo unos minutos, me convertiré en un juguete para estos dos maravillosos hombres, tal como tú querías. ¿De qué sirve inventar una mentira para engañarte?”.
Sotiria no pudo responder.
Sin embargo, ella se negó a rendirse.
Ella había escuchado algunos rumores en los últimos cuatro años, pero Garrison le había dicho que era una mujer buena, pura e impecable por dentro y por fuera. Siempre había creído que no era tan sucia como todos decían.
Sin embargo, recientemente había comenzado a familiarizarse