Narra David
Pasaron dos días desde el funeral de mi mamá, en los que no supe nada de Itziar y me encerré a deprimirme en mi apartamento, lloraba y dormía, era lo único que hacia e incluso ni al Hospital Veterinario, me había presentado. Estaba en una profunda depresión y desolación, nada me podía consolar, nada me motivaba a seguir, me sentía sumamente vacío y sumamente culpable. Esa tarde fue a mi apartamento Kike a verme y se quedó sorprendido al verme en mi triste y penoso estado.
- Hola David, vine a ver qué tal estabas, estamos preocupados todos en el Hospital Veterinario por ti – me dijo Kike preocupado.
- Gracias, Kike. Estoy fatal, no sé si lo notas – le dije con cierta pena.- Sí, es lo que veo y vine porque creo que necesitas un amigo, te he traído un pan del que te gusta, del que hace la viejita de por el Hospital Veterinario