CAPÍTULO TREINTA Y DOS
El taxi se dirigía a las empresas APE Global Group S.A, cuando una llamada sobresaltó a Emily.
Ella buscó en su cartera el celular, que sonaba con insistencia una y otra vez. No lo encontraba que, en su desesperación, prácticamente dio vuelta la cartera en el asiento trasero dejando todas sus cosas esparcidas a su lado, hasta que encontró su celular.
era el número de Aiden, que entre el enojo y el alivio contestó de inmediato para saber cómo estaba.
—¡Santo cielo Aiden! ¡Me tenías con el alma en vilo! ¿Dónde estás, cariño? ¿Estas bien? —preguntó Emily de forma acelerada y atolondrada.
—¿Señora Preston?
La voz femenina y diplomática de una mujer desconocida la hizo tragar con fuerza
—Si. Habla con ella… ¿Con quién estoy hablando yo?
—Soy la enfermera Hilary —se presentó aquella mujer y a Emily el corazón se le volvió un puño de acongojado—. Lamento llamarla en estas circunstancias tan deplorables, pero el Señor Preston…
—¿Aiden está bien? ¡Por favor dígame que