Almas Alternativas
Almas Alternativas
Por: Caddyss
〘Desconectado〙

La idea de un día libre es pasarla haciendo todo aquello que no puedes hacer porque el trabajo no te deja tiempo para ello, pero el que en tu día libre una hechicera haya decidido que era el día perfecto para una invasión, eso sí es pasarse dioses, solo un día, ¡un jodido día! para pasarlo tranquilamente en casita cuidando de las mascotas y compartir con sus amados y/o amigos.

—Dioses no pueden encargarse ustedes— murmuro Rubén, molesto, enfundando su espada y el hacha de un "Gladiatus" como la gente le había empezado a llamar a una especie de minotauros con una coraza de lo que parecía hierro, en su inventario cargo unas pócimas de curación por si las llegaba a necesitar y también algo de comida.

—Apresúrate— le gritaron desde la planta baja de su casa.

—Si, ya voy…— grito en respuesta y bajo corriendo hasta el dueño de esa voz.

Su mejor amigo Iared ya lo llevaba esperando bastante rato, era un joven de cabellera negra de un largo hasta los hombros, ojos grisáceos, piel ligeramente bronceada y un cuerpo musculoso, como el resto de sus compañeros, era un hombre con una altura considerable para sus 28 años.

— ¿Porque tenemos que ir? me siento mal, y además que los dioses pueden fácilmente encargarse de ellos— se quejó cuando salieron de su casa.

—Ya bebé, deja de ser tan quejica y apura él paso que nos han de estar esperando— la burla en la pronunciación de ese apodo absurdo era más que evidente, y como aconsejo empezaron a correr, los demás guerreros estaban ya envueltos en una pelea contra varias brujas que lanzaban pociones — ¿No que solo eran unas simples bujas?

Todos pensaron lo mismo, una simple horda de brujas que lanzaban pócimas para contra los adversarios y perjudicarlos, pero no, unos seres que en apariencia eran parecidos a un humano, su manejo de las armas eran magistral, la movilidad en esos atuendos oscuros que se veían pesados para cualquier ser vivo o por lo menos de esta dimensión, estos seres iban más en contra de tres guerreros en específico, Galen, Derian y Rubén, estos tres trataron de alejar a los de este clan de sus demás compañeros, que por estar con las brujas no prestaron mucha importancia a eso, todos excepto Iared que cuando logro matar a las brujas que lo rodeaban, los siguió, usando el arco para despejase el camino, los que cubrían las espaldas de los demás no tuvieron tiempo de reaccionar cuando estaban siendo atravesados por flechas envenenadas, certero en el punto vulnerable que esos ropajes no cubrían, los chicos se deshicieron de las brujas y cuando reaccionaron notaron a los miembros faltantes, y gracias a la habilidad de Livia de encontrar a su "Dolly", como llamaba a Iared, nadie se había explicado todavía como podía hacer eso, pero no dudaron en seguirla y unirse a sus compañeros en batalla.

Las armaduras todavía podían resistir más golpes, pero su armamento es todo lo contrario, los encapuchados al percatarse de los invitados se dividieron y atacaron en grupos tácticos separando individualmente a los demás guerreros sin dejar de reducir las fuerzas de su objetivo y guiarlos sin que se dieran cuenta a una redada.

Todo iba en buen rumbo, los cuerpos de los enemigos caían ensangrentados y sin vida al suelo, cuando parecía que alcanzaron a los cuatro integrantes, estos estaban de rodillas y los extraños seres con caretas de calaveras de diferentes animales les apuntaban con sus armas, estaban decididos a luchar para deshacerse de ellos y librar a Edalturia de estos, pero una bruja que no lucia como ninguna otra hizo que el ambiente cambiara de una forma brusca, las vistas se tonaron en grises, los bichos normales se congelaron, no se detuvieron parecían en un trance con sus vistas perdidas en dirección hacia la mujer de aura dominante, los de careta de calavera con un sonido que esta mujer emitió bajaron sus armas, pero los guerreros también parecían en un trance que les impedía moverse, solo observaban como cuatro de ellos eran elevados en el aire.

—Así que estos son los integrantes que mataron a mi amado— dijo en un idioma extraño, que solo los enemigos y los cuatro guerreros entendieron —y tú...— con una de sus uñas levanto la barbilla de Iared para que la observara a los ojos —¡oh querido! tú que de alma fragíl, eres tan insignificante, como es que te has juntado con estas tres ratas inmundas, y aun has conservado casi intacta tu pureza— tras terminar de decir esto lanzo al pelinegro sin cuidado, el grito de Livia despertó a todos quienes reaccionaron e intentaron volver a luchar.

Solo un intento vano y sin ningún resultado, sus armas no lograban hacer daño, atravesaban lo que parecían ser una especie de hologramas que, por lo contrario, a ellos si lograban hacerles daño al devolver los ataques, mientras que la bruja hablaba hacia los tres guerreros que quedaban a su merced.

—Por este lo mataron— Señalo a Aidan, uno de sus compañeros y líder del grupo, ojos de un tono rojizo, su cabello negro bien cuidado que ahora era un desastre por la lucha, su piel blanca con algunos hematomas que empezaban a aparecer, un hombre alto y musculoso de 30 años — ¿Qué tiene de especial? Han hecho destrozos mayores al poblado que han jurado proteger, han perjudicado a esos pobres humanos que no tienen forma de defenderse— señalaba con furia — ¿Qué les impidió hacer algo en su contra?

Ninguno contesto y cuando con un movimiento de manos hizo levitar al que anteriormente había señalado todo se detuvo de nuevo, la furia en los ojos de Galen no era disimulada, el temor de Rubén era palpable, en ese momento la bruja dedujo por donde atacar, un remolino de partículas brillantes se alzó en el aire a la altura del cuello de Aidan y se materializo en una espada de filo que hasta brillaba del peligro que representaba, las emociones se hicieron más notables, si es que se podía, la espada se dirigió a su área abdominal y se clavó en ese centro sacando un grito ahogado de Aidan.

Cuando el pelinegro se dio cuenta, solo era una ilusión, no le había pasado nada a su cuerpo, a sus ojos, más otros pares de ojos lo veían casi con lágrimas, para ellos vieron como este se desangraba, como la espada salía de su cuerpo envuelta en un fuerte tono carmesí, les había dado donde dolía, ante unos ojos dorados fue más que claro lo que paso, ante la vista de águila de Derian sus estúpidas ilusiones no funcionaban, y la bruja lo supo, y con un movimiento de manos le impidió hablar, emitir cualquier tipo de sonido en la escala de decibeles audibles, terminando lanzándolo al igual que Aidan que se sintió con una gran impotencia.

—Ya entiendo, no fue por compañerismo— río estrepitosamente y a la vez de una forma en que helo sus cuerpos —fue por amor— rugió derrochando odio y asco —que estupidez, su amor se llevó al mío, lo destruyeron todo, pero ahora pagaran por sus actos...

— ¡NO! — un grito la interrumpió, Rubén al lograr hablar —solo fui yo.

—Rub... no hables... no mien...— le dijo Galen que fue callado de la misma forma que Derian.

—Fui yo, yo les convencí de que no efectuáramos las órdenes de los Levkiers, yo les convencí de que no teníamos que seguir las órdenes de nadie...

Solo eso pudo seguir oyendo antes de unirse a la percepción del mundo que estaban viviendo sus demás compañeros, reacciono rápidamente y volteo a ver como estaban las cosas.

Lo más relevante y que le hizo volver a perderse fue ver a Aidan sano y salvo.

Se volvió hacia donde antes estaba aprisionado, la bruja lo había tirado muy lejos y su cuerpo le protestaba por el cansancio y los golpes recibidos, pero no le importo nada, alzo una especie de espada de un material parecido a las armas de los enemigos, con la furia predominando en su cabeza, la ira reinando en su aura, el odio siendo lo único que recorría su cuerpo, esa m*****a bruja lo engaño, los engaño a ambos, de una forma tan candorosa que le erizo la piel en el enojo más vivaz y palpable que podía poseer una persona.

—Derian, Iared, ya saben cómo acabarlos— ordeno, sin importarle que Derian no se recuperara de haber sido tirado contra el tronco de un árbol, y que Iared ya no fuera parte del grupo clandestino que lideraba como para este seguir sus órdenes, poco le importó que sus demás compañeros estuvieran confundidos por la frialdad de la rotunda orden que dio — ¿Y que están esperando? No lo repetiré otra vez— rugió en un enojo palpable.

¡Sí mi Lord!

Después de asentir y empuñar unas armas parecidas a las de Galen empezaron con la masacre, los que antes parecían hologramas intocables ahora morían después de recibir algún solo golpe certero en puntos demasiado específicos, caían rápidamente hasta que en pocos segundos no quedo ni rastro de vida, Galen tras deshacerse del último ser, y de los bichos de la noche en su camino, llego a donde la bruja, se lanzó y atino un golpe en su abdomen haciendo que cayera.

—Si tanto lo amabas reúnete con él— con su espada haciendo presión en el cuello de la contraría intuyo que algo no estaba bien al no sentir forcejeo para impedir lo que estaba a punto de hacer, miro hacía Rubén y detecto el miedo en su ser — ¿Déjate de trucos m*****a escoria? Ya nos hemos desecho de todos tus lacayos, no te queda nada.

—Ni a ustedes— río hasta que el filo le atravesó la garganta y con sus últimas fuerzas tiro al suelo debajo de Rubén una botella con un líquido verde brillante para caer inerte al suelo al suelo.

Todos estaban atónitos, lo que acababa de pasar no quisieron creerlo, y la notificación recién llegada a los brazaletes multi usos que los dioses les habían otorgado, no hacía más que descolocarlos en lo reciente.

La pantalla de luz que se materializo en cada uno de estos brazaletes era clara en las palabras que mostraba.

-Rubén se ha desconectado.

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