Sus gritos y gemidos me vuelven loco... todo en ella hacen que pierda la cabeza y me deje llevar por lo que siento, es la primera vez que me pasa y me gusta, me gusta hacer el amor con Donna ya que me lleva a otro mundo bastante diferente.
—Cariño... Reese... haces que toque el cielo.
Sus palabras me halagan e inflan mi ego, sé que no debería ser tan egocéntrico, pero teniendo a la esposa que tengo... es difícil no serlo y para ser honesto, me importa muy poco lo que la gente piense de mí, solo me importa lo que mi esposa crea.
Voy clavando con más fuerza a Donna sobre mí, hasta que me termino corriendo dentro de ella, mis piernas me tiemblan, pero todavía tengo las fuerzas para llevarla a la cama y depositarla en ella con todo el cariño del mundo, luego me acomodo en mi lugar de la cama y pongo a mi esposa sobre mi pecho, paso mi mano por su espalda y noto que ella está temblando.
Ambos estamos completamente cansados y exhaustos, todavía estamos luchando por recuperar el aliento, per