Capítulo 83 —¿Quieres que me confiese?
A pesar de la resistencia de Cindy, Miguel Ángel la había metido en su coche y ahora conducía por Palm Springs.

—¿Se puede saber de qué se trata? —preguntó Cindy, todavía molesta por su inesperada aparición y comportamiento—. ¿Por qué razón le dijiste a mi madre que me acosté contigo? Y además actúas como si fuéramos amantes, eso sí que es el colmo —dijo enfadada.

Sonrió. —Pensé que era un castigo apropiado por los problemas que tuve por tu culpa. —Entonces se puso serio—. No creo que tengas ninguna razón para enfadarte conmigo. Si alguien debería estar enfadado aquí, debería ser yo.

Cindy sabía que se refería a la detención, y sabía que tenía razón. Deprimida, inclinó la cabeza y permaneció en silencio.

Un poco más tarde habían dejado atrás Palm Springs, y cuando el viejo faro apareció a la vista unos kilómetros más adelante, ella adivinó a dónde la llevaba.

De hecho, poco después giró hacia el pequeño camino lateral y aparcó el coche.

A la defensiva, le miró. —Miguel Ángel, por
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