—Pero Luci, ¿por qué preguntas todo esto?
Los ojos de Lucía brillaron con entusiasmo:
—¡Justamente tengo un proyecto, Tacio! ¿Lo aceptarías?
Tacio quedó desconcertado.
—¿Qué... qué proyecto?
—Un laboratorio inteligente. Aunque hay una condición: tendréis que encargaros también de la construcción básica.
Efectivamente, lo que Lucía quería no era un laboratorio tradicional, ¡sino uno altamente inteligente!
Ambos terminaron de cenar apresuradamente. Después de escuchar los requisitos de Lucía, Tacio se marchó ansioso para empezar a trabajar en la propuesta.
Por su parte, Lucía, apenas se fue él, organizó una llamada grupal para explicar la situación a sus otros dos "socios". Talia y Carlos, al escuchar, aprobaron la idea inmediatamente. Por ahora, parecía la mejor solución posible.
Esa noche, Lucía llegó a casa y preparó una lista más detallada de requisitos que envió al correo de Tacio. Pensaba que tendría que esperar varios días, pero a la mañana siguiente, Tacio la llamó:
—Luci, no, je