Diciendo esto, le entregó los papeles y el bolígrafo.
—Me voy entonces.
Jorge solo pudo sonreír y decir —Bien. Hasta luego.
—Sí, vamos profesor, esa cafetería está justo cerca de donde vivimos, hay una cruzando la calle.
La misma a la que había ido cuando habló con Jorge la última vez.
...
—¡Llegó el café!
Roberto, Jenny y Boris aparecieron al instante.
—¡Gracias profesor, gracias Lucía!
—¡Qué pena hacer que ustedes dos, tan ocupados, hayan tenido que ir!
Roberto insertó la pajilla y dio un gran sorbo —¡Qué delicia~!
—¿Es para tanto? —preguntó Jenny.
Boris tomó el suyo y el de Lisa, agradeciendo a Daniel y Lucía con una sonrisa.
Luego fue corriendo hasta Lisa.
—Lisa, aquí está el tuyo.
—Ah.
Al enterarse de que Lucía había ido con Daniel a comprar café para todos, sintió que se le revolvía el estómago y perdió el apetito por completo.
Y para colmo, Boris no dejaba de molestarla—
—Lisa, ¿por qué no lo pruebas?
—La crema se va a derretir y no va a saber bien.
—Mira, te pongo la pajilla.
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