Capítulo 24.
Me despierta un olor a café recién hecho y a tortitas. No se qué hora es pero mi barriga empieza a gruñir, palpó la cama y William no está aquí.
Me acerco sonnolienta a las cunitas también están vacías, cuanto tiempo habré dormido.
Camino hacia ese olor a café, no me doy cuenta y chocó contra la puerta. De un momento a otro estoy tirada en el suelo con un chichón enorme sobre mi frente.
Se abre la puerta de golpe, al otro lado están la abuela y William con cara de preocupación.
- Te has caído? Pregunta William.
- No, es que estaba probando lo confortable que está el suelo. Suelto con sarcasmo.
- jajaja, jajaja... La abuela no deja de reír.
Nos contagia la risa a William y a mi.
Me duele la barriga de tanto reir.
Tengo un chichón enorme en la frente, de varios colores. La abuela se acerca a mí pone un unguento sobre el.
- gracias abuela, la verdad es que se siente mucho mejor.
-desayuna niña, que hoy