—Estoy a mil ahora mismo. Díselo tú misma —soltó Madison entre risas—. ¡Y no te olvides de mandarme tu número de cuenta!
Justo cuando Bianca terminó de hablar, escuchó otra voz de fondo.
—Señora López, el presidente quiere invitarla al escenario para compartir unas palabras.
Madison suspiró.
—Estoy ocupadísima. Tengo que colgar.
La llamada se cortó, y el ruido de fondo desapareció. Bianca se quedó allí de pie, sintiéndose más cálida de lo que se había sentido en mucho tiempo. Sonrió, respiró hondo y dio el siguiente paso con el corazón un poco más ligero.
Mientras tanto, en la Agencia de Artistas Emerald, Diana miraba la última actualización. Había tenido la esperanza de que por fin subieran las acciones del Grupo Phoenix Alliance, pero seguían igual de estancadas y decepcionantes.
—Bianca debe estar volviéndose loca buscando dinero. ¡No puedo quedarme sentada sin hacer nada! —exclamó con determinación, dando un pisotón y tomando su bolso antes de salir apresurada.
No estaba segura