Una vez más, Dave fue traído de vuelta del borde de la muerte.

Después de reanimarlo, lo colocaron nuevamente sobre la cama fría y dura.

Para Dave, estaba claro que no querían matarlo de inmediato.

Lo que realmente deseaban era quebrarlo hasta que deseara la muerte por sí mismo.

Le aplicaron todo tipo de torturas, una tras otra, esperando que él mismo decidiera terminar con todo.

Siendo miembro de la familia Evans, su muerte dentro del hospital levantaría sospechas y culpas.

Pero si se suicidaba, nadie sería responsable.

Exactamente como Rupert le había ordenado al director del hospital.

Después de medio mes de abusos y torturas sin tregua, Dave se volvió retraído, aislado, irreconocible. Ya no era él mismo.

Hubo momentos en que el deseo de rendirse era más fuerte que cualquier otra cosa,

pero su odio por Rupert y la familia Evans le daba fuerzas.

Se hizo una promesa: sobreviviría. No les daría el gusto de verlo vencido.

Viviría para hacerles pagar lo que le habían hecho a é