El rostro de Lucas se mantuvo severo, las líneas de su cara se marcaban aún más.
—Sí. A mis ojos, ella y el Grupo Evans no pueden coexistir en tu vida. O me pierdes como abuelo, o la dejas hoy mismo. Dave, esta es tu última oportunidad. No tomes la decisión equivocada.
La exigencia era injusta.
Dave apretó los puños, y sus ojos se oscurecieron con tristeza y resentimiento.
Se acercó a Lucas y se paró frente a él.
—Abuelo, haré que cambies de opinión —dijo con firmeza.
Después de eso, se giró y caminó hacia Bianca. A pesar de su confusión, él tomó su mano con delicadeza y le dedicó una leve sonrisa.
—Vámonos a casa.
Todo ocurrió muy rápido. El tenso intercambio entre Lucas y Dave dejó a Bianca muda y paralizada.
Ignorando los murmullos y las miradas curiosas, Dave le apretó la mano con decisión.
La sacó del salón de banquetes sin dudar ni un segundo.
La multitud los observó, boquiabierta, mientras se alejaban hasta desaparecer.
La sala quedó en silencio. Nadie se atrevía a hablar