Al mirar a Brandon, lo vio aún dormido, con el rostro sereno y relajado. Una pequeña sombra descansaba sobre su nariz, dándole ese encanto que lo había convertido en el favorito de millones. Para Diana, su rostro rozaba la perfección.
Aunque su corazón se aceleró al verlo, no podía evitar sentir la vulnerabilidad que su presencia le provocaba.
Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por los recuerdos de él con otras dos mujeres. Alguna vez lo consideró un caballero, pero enterarse de su fama de mujeriego la destrozó, borrando la sonrisa que ni siquiera se había dado cuenta de que tenía.
¿Cuántas mujeres más había tenido desde que le quitó la virginidad? Diana suspiró, dejando que su mirada se posara unos segundos más en el rostro atractivo de Brandon. La amargura que llevaba dentro se había acumulado por tanto tiempo que solo le quedaba desconfianza hacia los hombres.
Y aun así, no podía negar que sentía algo por él. La había salvado y también herido, pero parecía haberla olvida